El descrédito de los políticos
Actualizado:En 1981 los movimientos reaccionarios atacaron nuestro país al grito de «¡se sienten, coño¡». La profunda crisis económica provocó un deterioro social y los líderes de la transición Suárez, González, Carrillo y Fraga sufrían graves problemas internos en sus formaciones políticas. Ahora amplios sectores de la derecha desde el ámbito político, económico y periodístico propicia una nueva amenaza, «el descrédito de lo político y de los políticos», que hace más vulnerables las instituciones y deja a la sociedad en mano de los extremismos. «Una sociedad que no confía en sus políticos es una sociedad vulnerable». Es cierto que existen políticos corruptos en los senos de los diversos partidos del arco parlamentario, pero no lo es menos que los que atacan a la clase política en su totalidad son los mismos que se querellan contra el juez Garzón y que añoran otros tiempos donde en Europa campaban a su ancha los Hitler, Mussolini y Franco, Salazar, que llegaron tras destruir el estado democrático unos desde las urnas y otros con los golpes de Estado. Este es el mayor peligro que presentan hoy nuestras sociedades, el triunfo de la insolidaridad y la intolerancia. De una crisis económica se sale con mayor o menor dificultad, pero lo que la historia nos ha enseñado es que es muy difícil salir de los totalitarismos y cuando se sale ya nos ha costado millones de muertos. Y las libertades y los amos no se combinan fácilmente, como decía el historiador Tácito. Y en los últimos tiempos se escuchan demasiadas voces que pretenden acallarnos a todos y manchar el buen nombre de miles de políticos honrados por sus oscuros intereses, que son los intereses del capitalismo, que necesita otra vez la sangre obrera para saciar sus ambiciones imperecederas en el tiempo y en la historia.