Impuestos justicieros
Es improcedente que el Gobierno trate de compensar el reajuste con golpes de efecto
Actualizado:La subida de impuestos anunciada ayer por el presidente Rodríguez Zapatero para «los que realmente tienen» representa un golpe de efecto que incrementa la sensación de que el Ejecutivo se encuentra desorientado. No hay más razones que las políticas para explicar cómo el presidente se pronuncia a favor de una modificación impositiva exactamente una semana después de avanzar un reajuste cuyo contenido deberá concretar hoy, y sin que su Gobierno estuviera al tanto. El hecho de que haya excluido a la «clase media» de los efectos del cambio, y que diversas voces socialistas o aledañas hayan insistido en la necesidad de gravar las «rentas más altas» sitúan el debate a merced de la demagogia. No es conveniente que la política fiscal sea argumentada ideológicamente sobre la existencia de clases sociales o élites económicas, cuando Hacienda actúa sobre ingresos u operaciones en euros. No es procedente que el Gobierno trate de compensar el disgusto social causado por el anunciado reajuste presupuestario a través de medidas impositivas pretendidamente justicieras. Como si la animosidad ciudadana que pudieran despertar los empleados públicos, cuyos ingresos se pretende recortar, debiera ser compensada yendo ahora a por «los que realmente tienen». Anteayer la vicepresidenta Salgado admitió que las medidas de ajuste obligarán, inevitablemente, a corregir la previsión gubernamental de crecimiento para 2011, situándola por debajo del 1,8% apuntado inicialmente. Pero tanto el anuncio de una subida de impuestos que recaería sobre «las rentas más altas», como la salomónica advertencia por parte del ministro Blanco de que todas las inversiones previstas en infraestructuras y todas las comunidades autónomas se verán afectadas por el recorte, sumados a los efectos del incremento del IVA a partir de julio, dibujan demasiados interrogantes. España precisa una revisión de su marco impositivo en el seno de una Unión Europea que aborde cuanto antes su armonización fiscal. Pero el incremento cortoplacista de unos u otros impuestos, eludiendo una reflexión más a fondo, podría generar efectos indeseados y postergar la adecuación del marco impositivo a la realidad venidera.