«La huelga de autobuses sería nuestra ruina»

La huelga de autobuses de dos meses que planea sobre Jerez a partir del 7 de junio amenaza con amargar la vida a comerciantes y vecinos. En el caso de los primeros, las asociaciones Acoje y Asunico alertaron ayer de los perniciosos efectos que provocarán las protestas sobre un sector ya de por sí castigado por la crisis.

«El comercio siempre está en contra de estas técnicas, si bien los trabajadores son libres para aplicar los instrumentos que crean necesarios y comprendemos a las familias que no pueden llegar a fin de mes por los atrasos», comentó el presidente de Acoje, Fernando García. Por tanto, la solución estaría en que «el Ayuntamiento y la empresa subsanen las deficiencias» para que se ponga freno a la huelga.

Si no es así, «los comercios van a sufrir sus efectos, sobre todo en este momento de crisis econímica y con la competencias de las grandes superficies». En definitiva, «puede hacer mucho daño».

El presidente de Acoje recordó que ahora precisamente estaban llegando soluciones de la mano del transporte público, como autobuses gratuitos los jueves para ir a la plaza.

Por su parte, el presidente de Asunico, Manuel García, fue más lejos y aseguró que la huelga puede causar «un daño irreparable» al comercio local. Y es que esta protesta sería «la ruina» de quienes viven del sector terciario.

Aunque García manifestó «comprender» a los trabajadores de los autobuses y sus familias, también hizo hincapié en los perjuicios que va a causar. Por tanto, pidió a todas las partes que hagan un esfuerzo para solucionar el problema y que la huelga no se lleve finalmente a cabo.

No van a ser los comerciantes los únicos afectados. El presidente de la federación de asociaciones de vecinos Solidaridad, Sebastián Peña, señaló que la situación va a ser «bastante grave», sobre todo para las personas mayores.

Personas mayores

«No hay más que imaginar a los pobres abuelos que tengan que ir desde San Telmo a la plaza de Abastos o al Hospital de Jerez», señaló. En definitiva, puede ser algo «nefasto» para la población jerezana, que siempre acaba siendo rehén del conflicto en el transporte público.

Y es que se trata de un servicio «imprescindible» para la mayoría de los vecinos, sobre todo en época de verano, con las altas temperaturas. «Lo que se puede formar es horroroso, aunque sabíamos que iba a ocurrir, lo que pasa es que ha llegado demasiado pronto», remachó Sebastián Peña.

Hay que tener en cuenta que, de no llegarse a un acuerdo, los paros se extenderían desde el 7 de junio al 23 de julio de lunes a viernes. La razón vuelve a ser, como casi siempre, los retrasos y los impagos a la hora de cobrar la nómina. Una situación que se ha vuelto «insostenible», como ha destacado en numerosas ocasiones el secretario del comité, Juan González.

González hizo ayer entrega de toda la documentación necesaria para la convocatoria de huelga ante los organismos pertinentes, entre ellos la Delegación provincial de Empleo. También ha enviado un escrito a la alcaldesa para informar de estas acciones.

Situación insostenible

Mientras tanto, los trabajadores cumplieron ayer la primera de sus amenazas y fueron a trabajar vestidos de calle, es decir, sin los uniformes reglamentarios. El motivo es que la falta de liquidez de la empresa les impide disponer de ellos, como es sabido.

El portavoz del comité, Ángel Morales, volvió a referirse ayer a esta situación asegurando que «se están incumpliendo sistemáticamente los artículos del convenio, aparte del deficiente servicio que se presta a los ciudadanos».

En cuanto a los problemas de atrasos, la empresa (propiedad de FCC y Veolia) todavía le debe a los trabajadores la paga extra de mayo, los anticipos que perciben desde el día 10 de cada mes y el dinero del fondo de necesidad personal que sirve para ayudar a los empleados con más necesidad o que atraviesan dificultades, a modo de préstamos personales.