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El fervor rociero de la provincia se echa al camino
Unos 400 romeros gaditanos acompañarán a la hermandad hasta su llegada al Rocío el próximo viernes
SANLÚCAR Actualizado: GuardarY Cádiz se va, se va su hermandad, las finas arenas de sus marismas sueña con pisar.». Con estos soniquetes de tanguillos se despedían ayer los romeros gaditanos para dar comienzo a su tradicional camino para asistir a la celebración de la Romería del Rocío. Acompañan a la hermandad unos 400 romeros aproximadamente. Ayer las calles de la ciudad respiraban un ambiente muy peculiar.
Desde muy temprana hora, los hermanos gaditanos se daban cita en la Parroquia de San José, donde a las 7.30 de la mañana tenían previsto realizar el rezo del Santo Rosario. En las caras de los romeros se reflejaba la ilusión por emprender un año mas el camino. Los había que incluso no habían podido pegar ojo la noche anterior, debido a que estuvieron ultimando los preparativos durante la tarde-noche del pasado lunes.
A las 8 de la mañana dio comienzo la tradicional misa de romeros predicada por el Director Espiritual de la corporación rociera gaditana, Oscar González Esparragosa. Su mensaje durante la homilía que ofició fue muy clara, los rocieros debían afrontar el camino de la romería como el de la misma vida. Mención especial para que a su llegada al Rocío le presentarán a la Virgen del Rocío las inquietudes por las que pasa la ciudad de Cádiz. Mientras tanto, y en el exterior del templo, a las 8.25 hacia su llegada la Carreta del Simpecado, que adornada con flores de color amarillo y rojo estrenaba para la ocasión seis jarritas de plata colocadas sobre los seis varales que sostienen el techo, realizadas por el taller sevillano de Villareal. Se acercaba la hora de emprender un duro y largo camino.
Tras la conclusión de la misa a las 9 horas, se desataron las pasiones. El Simpecado marinero de Cádiz se asomaba por el dintel de la puerta de la parroquia acompañado por un sinfín de vivas a la pequeña imagen de la Virgen del Rocío. Diego González procedía a colocar el Simpecado sobre su carreta, seguidamente la hermandad comenzaba su camino por la avenida principal de la ciudad en busca del Convento de Santo Domingo para despedirse de la patrona de Cádiz, la Virgen del Rosario.
Abría la comitiva el pitero de la hermandad, Raúl Amiama, seguido de la Junta de Gobierno con sus varas, la carreta del Simpecado y una gran cantidad de gaditanos que no dudaron en arropar en todo momento a la hermandad en su discurrir por las calles de la ciudad.
Tras la ofrenda floral a la patrona, la comitiva rociera se dirigía hacia el colegio de los Salesianos para rezar el Ángelus, el reloj marcaba las 12 del mediodía y los hermanos de la hermandad de María Auxiliadora y de la cofradía de penitencia de Jesús del Amor Despojado quisieron compartir un momento del camino de los romeros gaditanos.
Parada para reponer fuerzas
Tras discurrir por el barrio de La Laguna la hermandad se incorporaba de nuevo a la avenida principal para abandonar la ciudad y realizar su primera parada en el Subsector de la Guardia Civil, para proceder a organizar la caravana, la cual posteriormente pondría rumbo a Sánlucar por el puente Carranza a las 13.30 realizando una nueva parada en los pinares de la barriada del Río San Pedro.
La primera anécdota del camino tuvo lugar debido a que la junta consideró oportuno retirar de la carreta el Simpecado, para que no sufriera las inclemencias del fuerte viento de levante al discurrir por el puente Carranza.
A las 15 horas los rocieros gaditanos se ponían en marcha atravesando El Puerto de Santa María para continuar por carretera hacia Sanlúcar y llegar a la playa de Bajo de Guía donde a las 19 horas tenía previsto Cádiz cruzar del río Guadalquivir, tras la Hermandad del Rocío de Puerto Real.
Era el momento en el que muchos de los hermanos que no pueden acompañar a la hermandad por el camino y que si lo habían hecho hasta Sanlúcar se despedían de la comitiva, viviéndose momentos entrañables entre familiares y amigos. Tras las idas y venidas de las barcazas a ambas orillas, la comitiva gaditana se encontraba al completo en la otra orilla de la playa de Malandar, ya en tierras de Huelva y donde las carretas se adentraban en un sinfín de pinares y surcos de arena.
Caía la tarde sobre los pinares y en torno a las 21 horas los romeros gaditanos llegaban a la acampada situada en el Palacio de las Marismillas, para vivir la primera noche del camino. La mas esperada y singular. A las 12 de la noche se procedió a celebrar el Santo Rosario con el que se ponía fin a una jornada muy dura. Tras rezar la salve y despedirse del Simpecado, algunos romeros optaron por marcharse a descansar, mientras otros prefirieron velar la noche al son de guitarras y sevillanas disfrutando bajo las estrellas de un marco inigualable al alcance de muy pocos.