El asesino de Loli Amaya, condenado a 25 años y medio de cárcel
La Audiencia descarta que el crimen fuera fruto de un trastorno mental y reconoce la extrema violencia empleada por el procesado
CÁDIZ. CÁDIZ. Actualizado: GuardarUn crimen absurdo, carente de móvil y en el que se usó una violencia sin sentido. Loli Amaya murió a manos de un individuo que entró en la colchonería donde trabajaba para robar y no se llevó nada. Juan Manuel S. J. apuñaló con tanta fuerza que llegó a seccionar una costilla de su víctima, que ni tan siquiera se defendió. La Audiencia define la actuación del asesino de Loli Amaya de absurda y lo condena a 25 años y medio de prisión por dos robos -uno en grado de tentativa- y por asesinato. Además no incluye ninguna atenuante como la existencia de un posible trastorno mental que fuera determinante en la consecución de los hechos. El grito desesperado de Juan Manuel, que durante el juicio negó ser un asesino y se definió como un atracador, simplemente no es creíble.
Esa falta de verosimilitud obedece, según el tribunal de la Sección Cuarta, primeramente a su propia confesión. Este vecino de Chiclana, de 26 años, reconoció haber sido el autor de la muerte de Loli Amaya el mismo día de su detención en febrero de 2008 y en los últimos interrogatorios a los que se sometió en el juzgado de Instrucción en septiembre de 2009. Sin embargo, llegado el momento de la vista oral, «dio respuestas evasivas y sin sentido, como que no recordaba nada pero que sí arrojó el cuchillo al río, y que la Guardia Civil le obligó a confesarse culpable». Esta situación vivida en el juicio y plasmada en la sentencia carece de valor para el tribunal, que se apoya en la información aportada por testigos para concluir en un fallo condenatorio.
La defensa lo tuvo muy complicado para tratar de minimizar la condena final. Descartó desde un primer momento sembrar la duda sobre la autoría del crimen ante las pruebas contundentes que había contra Juan Manuel: el arma que usó y que ayudó a los agentes a recuperar y los testigos que le vieron salir de la colchonería, entre otros elementos que aparecen reflejados en la sentencia. Aunque el testimonio clave lo aportó la dependienta de otra tienda, que horas antes de apuñalar a Loli Amaya atracó en pleno centro chiclanero. Entró a cara descubierta y días después fue reconocida por la joven cuando pasó por delante de su establecimiento mientras lo buscaba la Guardia Civil.
Un individuo peligroso
Los magistrados consideran que el procesado cometió un asesinato y no un homicidio por la forma «sorpresiva y súbita» en la que abordó a la víctima, que impidió cualquier tipo de defensa por parte de la joven. Al reconocer la existencia de alevosía y no incorporar ninguna circunstancia más, la pena por ese delito en concreto oscila entre los 15 y los 20 años. El tribunal ha impuesto una condena cercana a la máxima (17 años) atendiendo al perfil peligrosos de Juan Manuel S. J. : «Ya que le constan ocho detenciones, siete de ellas relativas a delitos contra el patrimonio; tres denuncias por tenencia y consumo de drogas y dos antecedentes penales por robo y allanamiento de morada».
La Audiencia, además, reconoce dos indemnizaciones tanto a los padres de la joven como a su pareja. A los primeros, el acusado debería abonarles 30.000 euros; mientras que a su novio, 150.000 euros. Sin embargo, la responsabilidad civil rara vez es cubierta en casos como el de Juan Manuel, que carece de ingresos y previsiblemente se declare insolvente.
Un hombre de 37 años ha sido detenido por la Guardia Civil en La Línea como presunto autor de un delito de agresión sexual a una menor.
Los hechos, según informó ayer el Instituto Armado, se produjeron en la madrugada del lunes, cuando la víctima acudió a las dependencias policiales para denunciar que unas horas antes había sido objeto de una violación. La denunciante explicó que la tarde anterior se encontraba sola en el domicilio familiar y que abrió la puerta a un conocido de «su ámbito de amistades», que terminó consumando la agresión en el interior de la vivienda.
Cuando sus padres llegaron, se trasladó con ellos al centro de salud de la localidad, de donde fue derivada al hospital comarcal para la exploración médica.
La Guardia Civil inició las gestiones para localizar al agresor, identificado como J.J.E., que fue detenido en San Martín del Tesorillo, en Jimena.