FUNCIONARIOS CADISTAS
Actualizado:Adelantándose a las drásticas medidas que ha puesto en marcha el Gobierno de Zapatero, la primera plantilla del Cádiz de Muñoz no tiene sus nóminas al día, lo cual sirve principalmente para concienciarnos de que el fútbol no es ajeno al brutal bajón que ha sufrido la economía española. El caso cadista resulta más sangrante, teniendo en cuenta lo que se juega la entidad los próximos fines de semana con unos profesionales sobre los que recae la misión de evitar el morrocotudo batacazo que significaría el descenso de categoría. Por eso es digno de elogio que el vestuario no haya montado, de momento, ningún pollo, norma habitual cuando las mensualidades se retrasan más de la cuenta. En cambio, los que cortan el bacalao -esos que acuden al estadio en berlinas y cochazos de lujo y se pueden permitir el lujo de ver cómo la crisis pasa de largo ante sus puertas- desvían cualquier intento de generar polémica por parte de los medios con la repetida cantinela de que ahora es cuando hay que arrimar el hombro y a partir del 20 de junio ya se verá. Es un argumento tan manido que termina por conseguir el efecto contrario que se pretende. Sobre todo porque hay que tener la cara más dura que el cemento armado para pedir una tregua cuando ya se sabe, nunca mejor dicho, cómo se las gasta alguno de los fichajes de relumbrón en el apartado administrativo de la entidad. Un gesto por parte del que manda y del gran beneficiado que sigue dejando a las claras que esto más que un club sigue siendo un cortijo. Todo se dará por bueno si finalmente los profesionales evitan otro ridículo deportivo semejante al padecido hace dos años. De lo contrario, las gorras se van a agotar en la capital gaditana el día que tengamos que correr a más de un ejecutivo que cobra mucho y nada ha hecho porque las aguas vuelvan a su cauce en la turbulenta marejada que aún se vive en el Carranza.