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EL RAYO VERDE

NO CERRAREMOS EL TELEDIARIO

LALIA GONZÁLEZ- SANTIAGO
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Me sorprendió encontrar en un foro de expertos empresariales y culturales gaditanos, el pasado miércoles, una tácita y contundente unanimidad en que el bicentenario de La Pepa es ya una oportunidad perdida. El desánimo se refiere no sólo a San Fernando, donde además les crecen los enanos en el que debía ser su 'annus mirabilis', sino a Cádiz y al Doce. Era un consenso «transversal», o sea entre gente de distintas procedencias y sensibilidades, y lo peor es que ni se debatió. La afirmación pasó sobre la mesa como un absoluto, con lo poco dados que somos a los consensos.

Lo cierto es que hay pocas razones para la esperanza entre quienes no son militantes, o bien profesionales del Bicentenario. No es sólo que el Consorcio esté atravesando unas difíciles circunstancias por la enfermedad de su gerente, a la que deseamos la más pronta recuperación; no es sólo que la crisis se haya abatido con toda su crudeza sobre nuestras expectativas, ni siquiera es que en la sede del Doce, en la Casa Pemán, hayan aparecido termitas, lo que tiene algo de simbólico, aunque sea anecdótico.

Es un problema más profundo, a mi juicio, que tiene que ver con lo que somos. Por ejemplo, con la falta de ambición, de altura de miras o incluso de haber visto mundo: ¿cómo se explica la polémica por que coincidan dos exposiciones de nivel en el año de la celebración, una organizada por el Ayuntamiento y otra por el Consorcio? Dos y más debería haber. En eso consisten las conmemoraciones, precisamente. Cuanto más programa de actos, de fiestas, de conciertos, de arte, de congresos, mucho mejor. Y en Cádiz, en El Puerto, en Chiclana, en la Isla, por supuesto, en Jerez... Es lo que da la medida del evento.

El problema añadido es de calidad. Para que las muestras, o los festivales, o lo que se haga tenga categoría, para salir del nivel 'conciertos de la playa', por entendernos, hace falta criterio. Para ello es preciso no sólo dinero, también pasión, voluntad, compromiso y tiempo para prepararse. Me llega la noticia de que la gran muestra que Calvo Serraller comisariará, de pintura moderna, con obras de primeros autores, podría frustrarse porque aún no se ha firmado el acuerdo y se agota el plazo para tramitar los permisos para la cesión de las obras ante los museos propietarios. Y aún hay más: Cádiz carece de espacios adecuados para una gran exposición de este tipo. Sólo puede ir al patio del Museo, ya que los demás lugares que cuelgan cuadros habitualmente no reúnen las condiciones de seguridad que las obras maestras requieren. El espacio del edificio de Mina no resulta suficiente para albergar un proyecto ambicioso, con grandes piezas. Habría que ocupar salas de la exposición permanente, mover piezas de su sitio y surgen dudas acerca de la predisposición de la consejería.

Me temo que al final nos quedemos en pequeños formatos, discursos a medias, o en farándulas 'kitsch' de las que hemos tenido tantas en los 'días de la provincia', por ejemplo. Muy efectistas, pero nada novedosas. Nada que cierre el telediario. Ni impactante, ni original. Ojalá me equivoque.