Sociedad

Una preciosa corrida de Parladé

Ninguno de los tres actuantes llegaron a acoplarse con un encierro que destacó por su extraordinaria presencia

MADRID. Actualizado: Guardar
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Una hermosa corrida de juampedros de Parladé: en tipo los seis, que fueron, sobre una base común, de líneas notoriamente distintas. En prueba de ganadería abierta. El remate del toro de la alternativa de José Manuel Mas fue extraordinario. Bizco y todo, pero bellísimo el porte. Muy afiladas las puntas. Y las de los cinco que salieron después. Fue una corrida particularmente astifina y, por tanto, ofensiva. Bien armada y, por tanto, muy ofensiva.

Se pudo, además, torear con el capote. De salida -porque galoparon los seis- y en quites también. Y no hubo manera de esconderse. Solo que cuando salió Urdiales a estrenarse en un quite, el toro de la alternativa acababa de pedir una tregua.

El propio Urdiales se templó en el recibo del segundo en lances templados por la mano derecha, salió luego a quitar a la verónica en el toro jabonero de Tejela y se estiró en el saludo del cuarto hasta que se vio desarmado antes de sufrir un tropezón.

Tejela, desarmado por el jabonero, replicó en lances de frente por detrás al quite previo de Urdiales. Salió a quitar con lances por la mano izquierda en el cuarto. Y trató sin éxito de acoplarse a pies juntos en el recibo del quinto. Y, en fin, José Manuel Mas, que quitó por chicuelinas en el quinto, tuvo las agallas de salirse precipitadamente a los medios para fijar al sexto con lances ampulosos y despegados -inmenso el capote de vueltas azules- pero desiguales y al cabo apurados porque, guerrero y entero, peleó el toro. Un galleo por chicuelinas de Más para llevar el toro al caballo. Tanta profusión no se había visto en toda la feria. Sólo contó en serio en encaje y el aplomo de Diego Urdiales en lances sueltos.

Pero no hubo manera de que tuviéramos fiesta.