Hecha la trampa
Actualizado:En la escena underground, alternativa, minoritaria o como quieran llamarla, todo el mundo lanza denuestos contra la SGAE, pero por detrás casi todos los músicos ponen el cazo. Los grupos (o sus representantes) han de apartar tras cada concierto y para la SGAE el 10% de la recaudación en taquilla o del caché.
Para ello deben rellenar una plantilla tipo donde figura el título de cada canción del repertorio ejecutado y su autor, que cobrará por tales derechos a posteriori. En este punto, multitud de bandas hacen trampas y en la lista de canciones interpretadas esa noche se saltan las versiones, para sustraer su parte a sus autores legítimos.
Igual que a la hora de pagar impuestos, todos se apuntan al fraude al mínimo resquicio que encuentren. Los grupos falsean las listas de canciones, las salas se muestran renuentes a informar de la cantidad exacta de público que acude a los conciertos para así abonar menos del 10% correspondiente.
En bastantes bolos de salas y bares ni siquiera existen las entradas y el dinero en negro pasa rápido de mano en mano, algunos promotores importantes llegan a vender tacos de entradas numeradas pero de dígitos repetidos que quedan al margen del control (de la SGAE y de Hacienda). Y, para más inri, en los últimos tiempos los megafestivales al aire libre anuncian cifras de asistencia engordadas para contentar a patrocinadores y aumentar su prestigio, pero al apoquinar ante la SGAE esas cifras se contraen misteriosamente, con el correspondiente enfado de la entidad recaudadora privada.