El MH

El pasado miércoles estuve con unos amigos en la Feria de Jerez. Aparqué como pude mi coche en una calle cercana a la antigua facultad de Derecho y bajé andando hacia el Parque González Hontoria. El camino me hizo volver al pasado, recordar muchas otra veces que había hecho ese trayecto, corriendo, a la búsqueda del autobús que partía a la estación de trenes. Por el camino pasó la vida. Una vez en el recinto ferial intenté contactar como pude con el MH, pero el ruido ambiental nos lo impedía. Al final, vía sms, quedamos a una hora concreta en la caseta de La Casapuerta.

El MH se llama Antonio y fue compañero de carrera de esa primera generación de alumnos de lo que se llamó el 'Plan Nuevo'. Su sobrenombre, MH, le viene de sus calificaciones en los dos primeros exámenes que hicimos -Historia del Derecho y Constitucional I, supongo- en los que le pusieron o sacó Matrícula de Honor. Luego se relajó un poco, pese a lo cual terminó su carrera en el plazo mínimo previsto habiendo suspendido sólo un examen en todos esos años -Derecho Procesal, injustamente, según decía-. El día que supimos que MH no aprobó ese examen sus compañeros y amigos lo celebramos con jolgorio, no en vano habíamos apostado con él que el día que suspendiera una asignatura tenía que invitarnos a tomar una cerveza en esa cantina de la facultad a la que habían despojado de billares y futbolines, prohibiendo además los juegos de cartas. Como decía, Antonio fue un alumno brillante y decidió estudiar la oposición para ejercer de Notario. La más dura de todas, en mi opinión. Han pasado los años y ese alumno brillante se ha encerrado en su casa, amparado por sus padres y su gatita, en una lucha titánica por conseguir aprobar. Estuvo a punto de conseguirlo varias veces pero la falta de suerte le privó de ello. Ahora, una década después, se plantea abandonar su condición de opositor. Yo se lo he recomendado con insistencia. Tiene que empezar a vivir. Nadie le devolverá ya los años enclaustrado pero la vida hay que aprehenderla con fuerza porque la juventud desaparece como la bruma al mediodía. Como decía mi abuela: «no estaba de Dios». Así pues, para desgracia del Presidente Rodríguez Zapatero, el MH engrosará la lista de desempleados a la que creo jamás consintió apuntarse y se enfrentará a la igualmente dura oposición del mercado laboral. Como tantos y tantos opositores que aprueban sin plaza, que esperan el examen que nunca llega, que paralizan sus vidas 'sine die'. Decía que nos vimos en la Feria y seguía igual que hace diez años. Es raulista convencido y recita de carrerilla los diálogos de Pulp Fiction. Hasta baila sevillanas con la misma -dudosa- habilidad. Sigue siendo nuestro MH.