conmemoración de la II guerra mundial

Rusia celebra por todo lo alto el 65 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi

Por primera vez, en la Plaza Roja desfilan tropas de EEUU, Francia y el Reino Unido

CORRESPONSAL EN MOSCÚ Actualizado: Guardar
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Los grandiosos desfiles conmemorativos de la victoria sobre la Alemania nazi, que en Moscú, salvo una vez, tuvieron siempre como escenario la Plaza Roja, constituyeron en la época soviética un elemento intimidatorio más en el pulso de fuerzas generado por la 'guerra fría' y uno de los actos de afirmación nacional más relevantes. El ex presidente y actual primer ministro, Vladímir Putin, rescató la misma exhibición de músculo en 2008, cuando, después de 18 años de pausa, en la Plaza Roja reaparecieron los misiles atómicos y los tanques.

Un año antes, en la arenga previa al desfile, Putin comparó a EEUU con el III Reich. En la parada militar de 2008, el actual presidente ruso, Dmitri Medvédev, arremetió contra los americanos advirtiendo, en alusión a Kosovo, que "debemos tomarnos muy en serio los intentos de injerencia en los asuntos internos de otros países y, más aún, las tentativas de revisar sus fronteras". El año pasado, Medvédev aprovechó el discurso en la Plaza Roja para volver a amenazar a Georgia, país que fue invadido por tropas rusas en agosto de 2008.

Este año, sin embargo, aunque también se van a mostrar los dientes nucleares y el material pesado, las cosas vuelven al espíritu de 2005, cuando a la capital rusa acudieron medio centenar de jefes de Estado y de Gobierno mundiales para concelebrar con Putin el 60 aniversario de la victoria sobre el nazismo en la II Guerra Mundial. El entonces presidente ruso dijo en aquella ocasión que "el triunfo es de de todos, nunca clasificamos la victoria en nuestra y ajena. Jamás olvidaremos la ayuda de EEUU, Gran Bretaña, Francia, la de otros estados y la de los antifascistas italianos y alemanes".

El jefe de la Administración presidencial, Vladímir Kozhin, repite ahora palabras similares y señala que de lo que se trata en el momento actual es de recuperar la unidad internacional para combatir amenazas como el terrorismo, igual que hace 65 años se luchó conjuntamente contra el nazismo. Por primera vez desde 1945, en el desfile de participarán fuerzas de EEUU, Francia y Reino Unido. Lo harán también unidades de los ejércitos de Polonia, Ucrania, Moldavia, Azerbaiyán, Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Turkmenistán. En total 13 países, además de la propia Rusia.

Angela Merkel y Hu Jintao asisten al desfile

Presenciarán el espectáculo castrense desde las tribunas instaladas junto a la muralla del Kremlin los dirigentes de unos 20 países, entre ellos, la canciller alemana, Angela Merkel y el líder chino, Hu Jintao. El jefe del Gobierno británico, Gordon Brown, no estará presente como tampoco el presidente estadounidense, Barack Obama, que en un principio pensaba haber asistido y no lo hará por problemas de agenda. Las turbulencias en al zona euro han hecho que también cancelen el viaje a Moscú el presidente francés, Nicolas Sarkozy y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.

En una entrevista difundida por el canal ruso RTR, Obama hizo alabanza de "los extraordinarios sacrificios que padeció la Unión Soviética entonces y lo fuerte que fue la alianza entre los Estados Unidos y el pueblo ruso".

Los fastos de este año no han estado exentos de polémica a causa de los planes del Ayuntamiento de Moscú, frustrados en el último momento por el Kremlin, de llenar la ciudad de retratos de Stalin y las protestas comunistas contra la participación de ejércitos de la OTAN en las conmemoraciones.

En declaraciones al diario Izvestia, Medvédev ha dicho que la contienda "la ganó nuestro pueblo, no Stalin", cuyos crímenes calificó de "imperdonables". Sin embargo, el presidente ruso ha admitido también que el cruel dictador comunista "trabajó mucho y bajo su dirección el país alcanzó éxitos". Según su opinión, "tanto los que aman a Stalin como los que le odian tienen derecho a expresar su opinión".

Al final ha sido inevitable que la imagen del déspota rojo se muestre en algunas ventanas, parabrisas de vehículos e incluso establecimientos públicos de Moscú, San Petersburgo y otras ciudades rusas. En la localidad de Tambov le han dedicado un busto.