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Opinion

Extraterrestres

No resulta prudente que los humanos mandemos señales al espacio

FELIPE BENÍTEZ REYES
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Se veía venir. El físico Stephen Hawking ha dicho que la lógica dispone que es más que probable que exista vida extraterrestre. La lógica de la imaginación ya lo dio por sentado hace mucho tiempo, y ahí tenemos a los extraterrestres de las novelas, de los tebeos y de las películas, que constituyen un catálogo de criaturas de apariencia fea y pegajosa y de intenciones aviesas y colonialistas, dispuestas a acabar con los terrícolas por el mero gusto de exterminar, que es algo de lo que los de aquí sabemos un poco.

Indica Hawking que, para su cerebro matemático, los meros números indican que resulta perfectamente racional pensar en formas de vida ultraplanetarias. Uno de matemáticas sabe poco, pero la cosa debe de ser tan clara como una operación del tipo 2 x 2= extraterrestre, o similar. Es decir, las matemáticas más estrictas en alianza con las fantasías más descabelladas. De todas formas, para que no todo sea exactitud, indica Hawking que «el verdadero desafío consiste en averiguar cómo pueden ser» esos forasteros. Yo me inclino por el tópico del reptil, no sé, más que por el tipo humanoide cabezón. Más tipo lagarto que 'teletubbie'. Más verdoso que azulado. Más bien corpulento que menudo. Será cuestión de esperar un poco, y no estaría mal que, mientras sí y mientras no, se organizaran concursos televisivos para definir el fenotipo extraterrestre, aunque el premio no podría entregarse hasta que se produjera la invasión, y todo dependerá de si esto sigue en pie después de que aterricen las naves invasoras.

Avisa Hawking de que no resulta prudente que los humanos mandemos señales al espacio para que sean recibidas por inteligencias extraterrestres, porque más vale dejar las cosas como están. «Si nos visitaran, los resultados serían como cuando Colón llegó a América», conjetura el científico, y se imagina uno a los extraterrestres cambiándonos nuestras cosas de oro por metales baratos y relucientes de allí, de donde ellos vengan, y practicando un exterminio étnico escalofriante, porque no creo que los extraterrestres se paren a distinguir a un vasco de un extremeño o a un gitano de un chino, y ahí vamos a llevar todos papeletas para el matarile. Como mucho, podrá librarse Venezuela, porque me extrañaría que su presidente dejase pasar por alto la ocasión de chulearles un poco a los foráneos, y no sería raro que nacionalizase de manera automática todos los platillos volantes que aterrizaran con ánimo imperialista en su suelo patrio. Ojalá.

Aquí la cosa sería un poco distinta: les daríamos una subvención para renovar la flota de naves espaciales y les mandaríamos a José Blanco para que dialogara con ellos sobre la posibilidad de abrir una línea de alta velocidad entre la Tierra y el planeta que corresponda. Aunque, al final, ya digo, matarile colectivo, porque ellos van a lo que van. Como cualquiera.