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Tanto los caballos como los jinetes y acompañantes a la grupa lucieron magníficos en el Real :: cristóbal
Jerez

Los jerezanos dosifican las fuerzas en la recta final

El Real de la Feria luce en todo su esplendor pero no termina de llenarse a mediodía como en años anteriores

VIRGINIA MONTERO* vmontero@lavozdigital.es
JEREZ.Actualizado:

El González Hontoria apura ya los últimos días de Feria antes de apagar el alumbrado hasta el año que viene. Y lo hace de forma dosificada, sin las grandes aglomeraciones que se viven habitualmente desde el viernes, al menos, a mediodía. Aunque Jerez se ha volcado, como siempre, con su fiesta más querida, algo ha cambiado en las costumbres feriantes más establecidas.

¿Cuándo se han visto casetas del paseo principal con mesas libres a las tres de la tarde del viernes? Ayer. ¿Cuándo se han visto cocineros esperando comandas que tardan en llegar más de lo que debieran? Ayer. El mediodía del viernes fue tranquilo, demasiado para tratarse de uno de las jornadas más grandes de la Feria. Mientras que algunos optaban por traerse a los niños perfectamente ataviados para la ocasión y los abuelos para almorzar en familia, otros muchos decidieron comer en casa y dirigir sus pasos hacia el Real con el estómago bien lleno y evitar así rascarse el bolsillo que muchos jerezanos tienen ya más que agujereado. El comentario entre los que se sentaban en las casetas era el mismo: «Qué raro, hay poca gente en la Feria. No he tenido problema para sentarme a comer».

Mientras que el paseo de caballos se animaba a partir de las dos de la tarde, había otras zonas del Real que parecían descansar de una larga noche. La calle donde se concentran a la caída del sol los más jóvenes estaba desierta, a la espera de que sus clientes también se levantaran y volvieran al Real en busca de mojitos, macetas de combinados y rebujitos a bajo precio.

A medida que pasaba el mediodía (que en la Feria se prolonga hasta las cinco de la tarde) el Real iba recibiendo a más y más jerezanos animados a disfrutar de la larga tarde. A partir de las siete sí que el parque González Hontoria rebosaba de público deseoso de fiesta.

Pero la crisis no llega a todos y hay casetas en las que no se ha notado, es más, hay quienes han visto cierta mejoría: «Tenemos muchas reservas y mucha faena», dijo ayer Guillermo Choquet de la Isla, de la caseta El Alboroto. «Para nosotros no hay crisis, aquí piden mucho pescaíto frito, punta de solomillo, carrillada y guisos», añadió.

Haciendo honor a su nombre

Eso sí, ni uno de los caballos y enganches más bellos de la ciudad faltó a su cita con el albero. El paseo equino lució ayer magnífico y los jerezanos se paraban a observar y fotografiar a las amazonas y los jinetes, vestidos de forma impecable sobre unos ejemplares de exposición. Azabaches, castaños y blancos deslumbrantes que sus dueños han puesto elegantes a conciencia y que consiguen cada año revalidar el título de Feria del Caballo.

Al mando de una cuarta a la calesera, Francisco Javier Jaén estaba acompañado ayer por su hijo Alejandro, de tan sólo 7 años de edad: «Paseo en la Feria desde que tenía 18 años y ya voy por los cuarenta», dijo el padre, en un descanso de sus idas y venidas por el Real, a bordo del enganche propiedad de un ganadero de la zona. «Los caballos requieren mucha preparación. Me he levantado a las cinco de la mañana para lavarlos, peinarlos y trenzarlos», explicó mientras el pequeño demostraba que lleva en la sangre el amor a los caballos: «Como siga así, éste lleva ya el camino», dijo Francisco Javier.

Aunque estaba anunciado durante toda la semana, un imprevisto de última hora impidió ayer que Javier Arenas pusiera los pies en el Real y cumpliera con una de sus citas acostumbradas en Jerez. Con todo, la plana mayor del Partido Popular local y provincial, con María José García-Pelayo, Antonio Saldaña y José Loaiza a la cabeza, disfrutó de una berza jerezana en su caseta a la que invitaron a la prensa.

El albero se revuelve

Como durante toda la semana en lo que a lo climatológico se refiere, la Feria del Caballo volvió a disfrutar ayer de una jornada agradable: más nubes que sol y una brisa que refrescaba el ambiente y facilitaba la ardua tarea de lucir los pesados trajes de flamenca y las chaquetas de manga larga. La parte negativa de la brisa es que el albero -aunque hayan echado cloruro potásico para asentarlo- se levantaba más de lo deseable y hacía entrecerrar los ojos.

Hoy no hay más remedio que hacer mención a la previsión meteorológica del día porque no presagia nada bueno para el fin de semana. La Agencia Estatal de Meteorología anuncia un 50% de probabilidad de lluvia para hoy y un 80% para mañana domingo. Así que hay que aprovechar las horas antes de que las nubes terminen de aguar la fiesta.