Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Sociedad

Una buena faena de Curro Díaz en la primera de San Isidro

BARQUERITO
MADRID.Actualizado:

La primera corrida de San Isidro fue también la primera de las diez donde vendrán a jugarse toros del encaste Tamarón-Domecq. Mayoría absoluta en todas las ferias españolas. Ésta que destapaba el tarro fue de uno de los tres hierros en que se ha dividido la herencia de la que fue ganadería original de El Torero, la de Salvador Domecq y Díez. No fue mala. No será la mejor de todas las de su línea que esperan la hora del desfile.

Sorprendió la desigualdad de su traza. No sólo la variedad. Sino el estilo, el cuajo. El toro que rompió el fuego de San Isidro, negro mulato, muy descarado, ofensivo, se casó en lote con un cuarto negro girón, badanudo, estrecho y alto, negro, 600 kilos de pizarra, de rara estampa. El lote de Juan Bautista fue también mosaico de líneas: un segundo castaño lombardo, cuellicorto, muy astifino pero con la cara justa para Madrid, y un quinto colorado, de generoso volumen, bien armado. Gallo mató por delante un enmorrillado y acochinado colorado ojo de perdiz que no pudo con su alma ni con sus casi 600 kilos.

El sexto, de finos cabos y finísimas puntas, fue devuelto y se quedó en la duda. Por él entró el primer sobrero de San Isidro, un raro cinqueño de Navalrosal -encaste Núñez- que tuvo personalidad, fue muy bien lidiado por un banderillero nuevo -José Gómez, El Topas- pero picado al destroce y, en fin, metió la cara sin romper del todo. La nota común de esos seis toros del estreno de abono fue la nobleza. Muy acusadamente en el cuarto, que se dejó tentar por el temple pinturero y tan garboso de Curro Díaz. Visible y sensible en el quinto, con el que no se centró ni asentó Juan Bautista, y por eso pasó a ser el primer toro que se fue. De los toros que se van. El tercero, rebotado y rebrincado, embestía con las manos y no con los riñones. Noble fue. Cumplió Gallo.