OPERACIÓN TORMENTA DEL DESIERTO
Actualizado:Ya estamos a jueves de feria y esto va viento en popa. El único problema es, precisamente, el viento. Estos días está soplando ligeramente en el recinto ferial y se levantan unas polvaredas en plan tormenta del desierto que parece que Lawrence de Arabia va a entrar en la Feria por la puerta del Bodosky. Estoy echando mucho de menos a un amigo que en su estado puro es inodoro. Se presenta como un cristal vítreo de blanco a incoloro, con una estructura cristalina cúbica centrada en las caras que se fractura fácilmente en tres direcciones. Es utilizado en medicina, aplicaciones científicas, procesamiento de alimentos y en ejecución legal por medio de inyección letal. Se presenta naturalmente como el mineral silvita y (hay que ver lo que se aprende con el Quimicefa) en combinación con cloruro de sodio como silvinita. Es mi amigo el cloruro potásico, ese producto milagroso que se le echaba al albero para asentarlo y que ha sido descartado este año porque -según la versión oficial- provocaba más alergias que el albero mismo. Pero va uno por la feria y nada más que hace cruzarse con gente llorando y moqueando. Al principio pensé que era por los precios de algunas casetas, pero no. Es por el albero de las narices. Es decir, el albero que se nos cuela en las narices. Los que están tela de contentos son los vendedores de 'kleenex', o clinex para que nos entendamos todos, que están reponiendo y vendiendo más que San Patricio o Tío Pepe.
Mientras tanto, en el Real la vida sigue. Después del apagón del lunes está todo el mundo pendiente de las bombillas cuando cae la noche. A algunos sólo les falta la sillita de playa, la bolsa de pipas y comentar la jugada. Además, el martes, por ejemplo, el alumbrado se fue encendiendo por fases, y muy poco a poco, muy lentamente. Y estaba todo el mundo como acongojado mirando para arriba. Cuando todas las bombillas -999.982 porque ya se han fundido 18- estaban funcionando se relajó de nuevo el ambiente y la jarana siguió su curso normal.
Y cuando llega la hora de los gatos, la Feria muta en un ambiente distinto, y comienzan a ambientarse casetas que son un clásico en la noche feriante jerezana. En este apartado haremos mención expresa a Los Gallos, que según me contó ayer el encargado de la misma 'el Fofo' cumplirá el año que viene 20 primaveras en el González Hontoria.
Por cierto, mañana les hablaré de los trabubus. Ahí queda.