Dos clubes y una Liga
Actualizado:Ni uno ni otro. Como aquí el que no se consuela es porque no quiere, la final de la Champions en el Bernabéu no la jugarán ni Real Madrid ni Barcelona. Los propietarios del campo hace ya tiempo que dijeron adiós al sueño de la décima, tras dos calamitosas noches ante un rival que es un don nadie del fútbol continental, como posteriormente se ha demostrado. El que pretendía levantar su cuarta copa en terreno hostil todavía no termina de creerse que lo apeara de la final un Inter en el que Eto'o se muestra más hábil como defensa que hablando italiano.
Mourinho ya ejerce sin ningún reparo de coco del barcelonismo más acérrimo y sólo le falta ser el sustituto de Pellegrini para que se le nombre persona non grata en Catalunya. Ahora, todo queda reducido a un duelo a muerte en la competición doméstica; una tabla de salvación a la que acuden ambos clubes para aliviar una temporada que, por una u otra razón, está resultando bastante más frustrante de lo esperado. En el caso madridista, tan acostumbrada está su masa social a semejantes descalabros que otra vez lo que más preocupa por estas fechas es saber de quién se habrá encaprichado Florentino Pérez para abanderar su nuevo proyecto galáctico. En la otra casa, el problema es más de cantidad que de calidad. Nadie le niega al grupo de Guardiola que mantiene un nivel parejo al que le llevó a ganarse a pulso el simbólico título de mejor equipo del mundo, pero la cosecha fue tan fructífera la pasada temporada que ahora un simple título de Liga sabría a muy poco. Este intenso combate entre los dos clubes más poderosos depara un significativo status de una Liga española en la que todo lo que no sea Madrid o Barça está a un nivel inferior. Así que uno acaba teniendo la sensación de que el resto de los clubes están aquí para rebañar las sobras del banquete y sirven de cantera nutriente para los dos gigantes.