Una llamada de felicidad

Me gusta que los relojes no marquen nunca la hora. Que no cumplamos años ( y muchos menos mis amigos y amigas). Que el tiempo nunca pase. Me gusta que los ríos no desemboquen en ningún mar, y que las estrellas dejen de brillar con el tímido color del alba. Me gusta cuando una sonrisa es capaz de parar el mundo. Me gusta dar un homenaje a una anciana jerezana a la que le hemos dado, los vecinos suyos, unos minutos de felicidad. Me gustan que existan cosas buenas entre los vecinos. Y que nada las pueda estropear... Hoy Blanca de la Quintana me ha realizado una llamada telefónica de agradecimiento. Una llamada vitalista por ese nombramiento asambleario de ser elegida socia de Honor( años anteriores fueron vecinos periodistas, artistas,...).

Tras las gracias me regaló una expresión casi de asombro que traduje en su creencia de no tener mérito para ello. Estaba casi perpleja por lo acontecido.

Así es la gente especial como Blanca, aquella que nunca creen ser merecedora de ningún reconocimiento. Una foto en prensa donde su amiga recogía la placa, rodeada de niños, con el payaso, con un fondo donde ponía «Día del soci@» con...Todo con mucha alegría.

¿Seguro que ustedes también recuerdan cuándo caminábamos por nuestro parque, aquel que nos parecía tan grande, y soñábamos con hacernos mayores?

Creo que tanto a Blanca como a mí nos pasa lo mismo. Ahora ya no queremos seguir siendo mayores. No nos gustan que los relojes no marquen nunca la hora. Así estamos mas cerca del paraíso. Ayer tuve una sincera llamada que vale su peso en oro. Ella me transmitió su alegría el pasado sábado por ese merecido reconocimiento de sus vecinos como socia de honor después de tantos años de sinsabores, un minuto de alegría que se debería de eternizar.

jesús palomo rodríguez.