El escritor es coordinador del suplemento 'Cultura/s' de 'La Vanguardia'. :: LA VOZ
ENTREVISTA

«Nadie tiene la verdad absoluta»

'Una heredera de Barcelona' desvela los entresijos de la época del pistolerismo, en la que anarquistas y militares luchaban por el poder Sergio Vila-Sanjuán Periodista y escritor

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Cuenta Sergio Vila-Sanjuán en el prólogo de su primera novela que se arrepiente de no haber compartido más conversaciones con su abuelo, un abogado y periodista catalán que vivió los años del pistolerismo. El destino le dio una segunda oportunidad y casi por casualidad encontró en un cajón numerosos escritos que le hablaban de su antepasado y de aquellos episodios convulsos que antecedieron al fraticidio en España. El resultado de su compensación es 'Una heredera de Barcelona', el retrato de una ciudad turbulenta de los años 20, dibujado por este periodista (coordinador del suplemento 'Culturas/s' de 'La Vanguardia), e historiador con ascendencia gaditana. Hoy, estará en la APC para presentarla.

- 'Una heredera de Barcelona' está inspirada en la figura de su abuelo, protagonista de la novela, ¿cuánto hay de él (su antepasado) en Pablo Vilar ?

-Lo primero que hice fue cambiarle los apellidos. La novela tiene un 65% de realidad y un 35% de ficción. Aunque sí es mi abuelo el protagonista, en la obra le he metido en un montón de líos, como la historia de amor, de los que no estoy muy seguro que participara.

-¡Qué capacidad de mantenerse en el término medio tenía su abuelo!

-El perfil de mi abuelo es poco corriente. Es un liberal conservador con gran sentido de la justicia social. Su mentor, Eduardo Dato sería lo más parecido a un demócrata cristiano. Ambos encarnaban la idea del conservadurismo español dialogante con la izquierda, algo que acercaría a la nación a otras europeas como Inglaterra. El drama es que esas tesis fracasaron y se recurrió al ejército. La radicalización hacia la violencia desembocaría años después en la Guerra Civil.

-La novela obligará a los lectores a repasar los libros de Historia. ¿Esa era su intención al escribirla?

-He perseguido tres objetivos. Primero, hacer un libro con significado sentimental. También utilizarmi bagaje de periodista para dar a conocer un periodo que se conoce mal. Por último, y sobre todo, quería hacer una novela amena. Soy historiador de formación y periodista de profesión. Quería sacar a la luz momentos que no se sabe nada de ellos o casi nada, como el mundo monárquico catalán o la corriente anarquista más hippie, el teosofismo, el espiritismo... Quise destacar que había una facción anarquista que se encargó de dar cultura a los obreros, algo que luego se llamó movimiento contracultural.

-La heredera de Barcelona, ¿es un personaje de carne y hueso?

-Isabel Enrich está inspirada en un personaje real, pero le he atribuido cosas que no son verdad. Quería dibujar a una mujer libre, que lo es, porque es rica y no se ha casado. Una mujer, no quiero desvelar muchos detalles, que tiene conciencia y que dedica su dinero a diversas obras sociales.

-Sí, también es una mujer contradictoria, que tiene al protagonista en un vilo. Una señorita adelantada a su tiempo...

-La chica es libre porque tiene dinero. Pero también lo es porque se resiste a ligar su vida a otra persona para siempre. Es un personaje ambiguo política y sentimentalmente...

-La narración de los juicios, esas sesiones de las que se vale para dar a conocer la clase obrera española, es uno de los elementos más notables de la obra. ¿Son ciertos?

-Son juicios reales, en los que mi abuelo actuó como abogado. Me fui a las hemerotecas y los archivos judiciales para comprobar su veracidad. Con su narración, pretendo explicar la vida real, el glamour de los palacios que chocan con la vida cotidiana. De esta manera, el lector constata que muchas cosas no han cambiado para nada. Por ejemplo, muchos de ellos eran por violencia de género. En aquella época los juicios contaban con jurado y era un espectáculo más para los ciudadanos.

-Por otro lado está la Barcelona burguesa, las fiestas en el Ritz y las reuniones de intelectuales. Sin embargo, el mérito de la novela es que a todos los personajes, incluso a los más crueles, los ha dotado de humanidad.

-Esa es la clave de la filosofía de mi abuelo. En las guerras, nadie tiene la verdad absoluta. Yo quería que todos los personajes tuvieran oportunidad de expresar su verdad, sus convicciones.

-También aparecen varios gaditanos en la obra, incluso Pablo Vilar pasó su infancia aquí. ¿Cierto?

-Sí, sí. Mi abuelo era andaluz pero se fue muy pronto con sus padres a Barcelona. En la novela cuento cómo tenía relaciones muy buenas con personajes de la época por el mero hecho de compartir patria. Por ejemplo, con Primo de Rivera, con quien, a pesar de no estar de acuerdo en sus métodos, mantenía una relación de respeto. También es cierto el episodio del estreno de la obra de Muñoz Seca, muy pocos conocen que la noche del 17 de julio del 36, estrenó en Barcelona. Un día después lo detuvieron, mientras paseaba por la Rambla.

-Se habla ya de 'género Barcelona', ¿es una garantía de éxito?

-Bueno, no sé si es un género, pero sí es cierto que existe una literatura de Barcelona. Yo mismo tengo un libro al respecto, 'Paseos por la Barcelona literaria'. La única ciudad reconocible en 'El Quijote' es Barcelona. También la han cultivado autores como Terenci Moix, Eduardo Mendoza, Juan Marsé, Ruiz Zafón, George Orwell... Yo lo que he intentado es escribir sobre una época poco conocida.

-¿Cree que también existe el género Cádiz?

-La última de mi gran amigo Arturo Pérez Reverte no es la única. Sí, Cádiz también tiene mucha tradición literaria.