Calderón alerta sobre el sentimiento de odio interfronterizo que puede provocar la ley

El presidente mexicano, Felipe Calderón, alertó ayer de que la 'ley antiinmigrante' aprobada en el estado norteamericano de Arizona es una puerta de entrada al «odio» y a «la intolerancia», y afirmó que no permanecerá «indiferente». «Los lazos de amistad, de comercio, de turismo y culturales entre México y Arizona se ven seriamente afectados por este tipo de legislación», dijo Calderón en una reunión del Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior.

La legislación aprobada recientemente por Arizona, estado fronterizo con México, permite a la policía detener a cualquier persona que sospeche pueda ser un inmigrante ilegal.

Calderón resaltó que los inmigrantes mexicanos «han contribuido al desarrollo y la prosperidad de Arizona» y exigió «un trato respetuoso para los migrantes en Estados Unidos». El gobernante señaló además que ese asunto «estará presente» cuando se reúna con Barack Obama, y en el Congreso de Estados Unidos en mayo.

Calderón anunció también que ha dado instrucciones a la Secretaría de Relaciones Exteriores y a los consulados de México en en el país vecino, particularmente a los cinco que hay en Arizona, para que «redoblen sus acciones de asistencia y protección consular».

Mencionó que México es, asimismo, un país destino de la migración, tanto final como aquella en tránsito hacia Estados Unidos. Cada año, unos 300.000 indocumentados, la mayoría centroamericanos, cruzan el país.