Aído cree ridículo culpar a la ley de Igualdad de los abusos a presas
MADRID.Actualizado:La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, calificó ayer de «absurdo» y de «totalmente ridículo» relacionar lo que ha ocurrido en la cárcel madrileña de Alcalá-Meco, posibles relaciones sexuales a cambio de favores entre reclusas y funcionarios de la prisión, y la aplicación de la ley de Igualdad. En estos términos se expresó Aído en una rueda de prensa durante el receso de la Conferencia Sectorial de la Mujer, al ser preguntada sobre esta polémica, y señaló que echar la culpa de «comportamientos inaceptables de dos personas a la ley de Igualdad es una ocurrencia».
«Es totalmente ridículo, absurdo», insistió Aído, quien añadió que la relación entre los hechos de la cárcel madrileña y la mencionada ley «no tienen ningún sentido».
La ley de Igualdad ha conllevado la unificación de escalas y el acceso de hombres a los puestos de funcionariado en las cárceles de mujeres.
Aído indicó que esta norma equipara los derechos de las mujeres en el acceso a los empleos públicos a los de los hombres y, por lo tanto, afirmó que es «positiva» para el conjunto de la ciudadanía.
En el mismo sentido que Bibiana Aído se pronunció el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Para Rubalcaba, es un «disparate pensar que porque haya hombres en cárceles de mujeres se van a cometer este tipo de cosas». «Es un dislate», continuó argumentando el ministro del Interior, quien insistió en que estos hechos «no tiene nada que ver con la Ley de Igualdad».
«Si tuviera algo que ver con la igualdad lo sucedido en Meco, lo modificaríamos», advirtió no obstante Rubalcaba, quien aseguró que la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, ha actuado «contundentemente», como siempre se hace cuando sucede «una cosa de esa naturaleza».
La investigación está abierta, según Rubalcaba, y hay algunos expedientes abiertos porque «todo parece» indicar que «hubo algunas prácticas» que la propia Gallizo y él mismo han calificado de «detestables».
El ministro quiso subrayar que estas prácticas son «excepcionales» y mostró su preocupación porque lo sucedido pueda manchar la imagen de los funcionarios de Prisiones.