José Emilio Pacheco recibe a Cervantes
El escritor exalta la grandeza del autor de 'El Quijote' en un discurso breve, sencillo e intenso El poeta mexicano recoge de manos del Rey el galardón más importante de la letras hispanas
MADRID.Actualizado:«Me gustaría que el Premio Cervantes hubiera sido para Cervantes. Cómo hubiera aliviado sus últimos años al recibirlo. Se sabe que el inmenso éxito de su libro en poco o en nada remedió su penuria», dijo un emocionado José Emilio Pacheco en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. «No hay en la literatura española una vida más llena de humillaciones y fracasos», añadió ante la atenta mirada de los Reyes en la solemne entrega del galardón más importante de las letras españolas. «El Quijote es muchas cosas, pero es también la venganza contra todo lo que Cervantes sufrió hasta el último día de su existencia».
Con buena entonación -a pesar de su precaria estabilidad física- el poeta, novelista, ensayista, crítico y traductor mexicano recordó su primer encuentro con la obra cervantina. Sucedió en el Palacio de Bellas Artes de su ciudad natal. Él era un avispado mozalbete que asistió «asombrado» a una obra de teatro de 'El Quijote' adaptada para niños. «La cortina se abre. De la oscuridad surge la venta, que es un castillo para don Quijote. Quiere ser armado caballero a fin de que pueda ofrecer sus hazañas a la sin par Dulcinea del Toboso, la mujer más bella del mundo.». Unos minutos antes de acabar la representación, recordó el poeta, «desciende de los aires Clavileño (un caballo de madera con el que unos duques gastan una broma a los protagonistas), don Quijote y Sancho montan en él y se elevan aunque no desaparecen. El caballero de la triste figura se despide: 'No he muerto ni moriré. Mi brazo fuerte está y estará siempre dispuesto a defender a los débiles y a socorrer a los necesitados», relató Pacheco. «En aquella mañana tan remota descubrí que hay otra realidad llamada ficción», dijo. Y en esa ficción también descubrió que aquellas aventuras «no son cosa de risa; me parece muy triste cuanto le sucede a don Quijote».
Fragilidad y fugacidad
La ceremonia, que comenzó con unos minutos de retraso, fue presidida por don Juan Carlos y doña Sofía. La Reina lucía un traje de chaqueta verde, zapatos a juego y collar y pendientes de perlas. También acompañaron al galardonado, entre otras personalidades, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y su esposa, Sonsoles Espinosa; la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde; la responsable de Cultura del Gobierno mexicano, Consuelo Saizar, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el director general del libro, Rogelio Blanco, quien ayudó en todo momento al renqueante poeta. A la foto de familia se sumó su esposa Cristina Pacheco -también escritora- y las dos hijas del matrimonio.
El Rey enalteció la cercanía de la poesía y la prosa del premiado, una obra que «es entendida casi como un 'producto social', de todos y para todos, que se eleva por encima de las voces individuales». El monarca aludió al poema 'Las ruinas de México' (escrito por Pacheco a raíz del terremoto de México de 1985) para recordar «el hondo dolor causado por otros seísmos en tierras americanas, los más destructivos y recientes en el querido Haití y en esa patria hermana y literaria que es Chile».
La ministra de Cultura incidió en esa «sencillez» llena de «fragilidad y fugacidad» con la que Pacheco retrata al ser humano. «Entre ser admirado y conectar, Pacheco elige la humildad, elige conectar».
La ceremonia comenzó con el himno nacional. Después tomó la palabra Rogelio Blanco para leer el acta del jurado que le concedió el premio al poeta mexicano. Posteriormente, el monarca le entregó la medalla y la escultura que le acreditan como ganador del Cervantes 2009. Intervino el premiado seguido de la ministra de Cultura. El Rey clausuró un acto que se cerró con las notas del himno universitario por excelencia, el 'Gaudeamus Igitur' ('Alegrémonos pues').