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PAN Y CIRCO

350 días

PABLO GARCÉS
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350 son los días que ha tardado Rafael Nadal en conseguir un título, y por fin lo consiguió el pasado domingo, un día que se había convertido en habitual de cita con el de Manacor, a la hora de comer, siempre en las finales, siempre ganando y con una pasmosa facilidad.

En una de las pocas entrevistas que ha concedido desde ese día, ha admitido que ha pasado momentos difíciles como fueron la separación de sus padres y una serie de lesiones y recaídas que no le permitían coger el ritmo en un momento crucial de la temporada donde perdió todos los puntos de ventaja que tenía sobre el resto de tenistas. De la noche a la mañana se vio del número uno al cuatro, lesionado y con complicaciones familiares.

«La ansiedad y mala suerte no son eternas», ha dicho. Este hombre a sus 23 años se echó a llorar cuando barrió de la pista a Fernando Verdasco, proclamándose campeón de Montecarlo. Eso es algo más propio de un tenista que jamás ha conseguido nada y no de él, actual medalla de oro olímpico, poseedor de 6 Grand Slams y 15 Masters 1000. Se echó a llorar y a muchos de nosotros, posiblemente también a usted se le hizo un nudo en la garganta. Los que seguimos su actualidad prácticamente minuto a minuto hemos ganado una parte de ese torneo… pero no una parte de los más de 400.000 euros de premio que se lleva…

Recientemente anunció que no juega en Barcelona el Conde de Godó, una decisión que le cuesta tomarla pero que es necesaria. Debe reservarse para la fase más complicada de la temporada que viene tras ese torneo. Roma, Madrid, Roland Garros y Wimbledon. Casi nada. Si todo sale bien saldrá número uno del mundo, algo muy factible viendo el nivel de juego que tiene y viendo cómo los principales rivales están teniendo problemas físicos y no consiguen arrancar. Estoy deseando verlo llorar de alegría de nuevo.