Un anciano pasa la noche al raso tras perderse en el cementerio de Chiclana
Lo encontró ayer un operario del camposanto en una finca cercana, dormido bajo un árbol y tapado con una manta
CHICLANA.Actualizado:Aterido, con los pies descalzos y lleno de arañazos, el hombre de 85 años se acurrucaba debajo de un árbol junto a un cercado lleno de reses bravas, cuando fue descubierto por un operario del cementerio mancomunado de Chiclana, donde se le había dado por perdido doce horas antes. Lo encontraron a las ocho de la mañana. Con vida, después de pasar toda la noche solo y al raso. De alguna manera, se había hecho con una especie de manta o sábana, con la que intentaba cubrirse del relente nocturno, pero se le notaba en el cuerpo el paso de tantas horas a la intemperie.
Quizá se desorientó o se perdió por el cementerio. Lo cierto es que la tarde anterior, el hombre se encontraba con unos familiares en una de las salas del tanatorio del campo santo, donde velaban un cuerpo y en torno a las ocho de la tarde su hija lo echó en falta. Los nervios pronto se apoderaron de los familiares, ya que además de una avanzada edad -85 años-, el hombre sufre una enfermedad cardiovascular, que podía jugarle una terrible pasada. Los familiares del hombre denunciaron de inmediato la desaparición en el puesto de la Guardia Civil en Chiclana, y emprendieron una desesperada búsqueda por las calles del cementerio y sus aledaños.
Rodeado de reses bravas
La noche se había echado ya encima y el rastreo se hacía cada vez más difícil en el camposanto chiclanero, el más grande de la comarca y repleto de extensos jardines, praderas y zonas arboladas. Sin embargo, parecía imposible que un hombre de esa edad no apareciera en un recinto cerrado como aquel. El temor de sus familiares aumentó al pensar que se encontrara fuera, ya que la necrópolis está circundada por fincas donde se crían en libertad toros bravos, que podrían hacer daño al anciano.
De hecho, en la finca donde el hombre fue hallado en la mañana de ayer, conocida como de La Victoria, los toros pacen a sus anchas. Aunque por suerte, en su camino no llegó a traspasar el vallado de espinos que limita el paso a los animales.
Con las primeras luces de la mañana, los operarios del cementerio y la Guardia Civil volvieron a iniciar la búsqueda por las inmediaciones. Entonces lo encontraron tumbado bajo un árbol. El anciano estaba helado y lleno de arañazos, que quizá se hizo con la maleza de la zona. Pero al menos estaba vivo. Lo cubría una manta, que los trabajadores del Mancomunado no sabían explicar dónde había podido conseguir. Hasta la zona se desplazó una ambulancia que lo trasladó de inmediato al Hospital Clínico de Puerto Real, donde ayer -según informó la Subdelegación del Gobierno- el hombre se recupera de sus heridas.