Eutanasia

Soy defensor de la eutanasia, o sea, del derecho a morir dignamente. Y ahora mismo, si por mí fuera, le quitaba al Cádiz los tubos de la máquina que lo mantienen vivo que no es otra cosa que las matemáticas, porque su aspecto es de un moribundo. Basándonos en la suposición de que el Cádiz es una familia, o por lo menos lo era, algunos ven en el empate cierta mejoría y se niegan a desenchufarlo. Bendito sea su optimismo, pues todos queremos que se salve, lo que pasa es que no todos tenemos el mismo punto de vista. Por ejemplo, yo vi que el Cádiz tuvo más ocasiones que otras veces, es cierto, pero el partido me recordó en muchas cosas al de hace dos años contra el Sevilla Atlético, no sé porque, pero me pareció que ellos no hicieron todo lo que pudieron. Pues un equipo que ha metido 48 goles no es normal que no tire a puerta, además del error del entrenador de quitar en el descanso a los dos que más daño o empuje estaban poniendo. Que conste que esto sólo son apreciaciones mías, pero sin embargo lo que sí es notorio es la desgana o el conformismo reinante en la afición. El invento del 2x1 de las entradas a simple vista ha sido un fracaso. Y los que vamos, si seguimos con la comparación del principio, es como si fuéramos a sentarnos al lado de la cama del enfermo a esperar lo peor. Por eso se sabe que lágrimas no habrá o habrá muy pocas, pues los familiares cadistas están cansados de tanta agonía y como se dice en estos casos, cuando descanse él, descansaremos todos. La salvación es posible, pero sólo con un trasplante, o sea que otro nos dé su vida. Que no es algo descabellado en esta Segunda tan mala donde no hay un equipo que gane dos partidos por seguido. Pero claro, nosotros tenemos que ganar algunos, y eso parece imposible viendo lo que se falla. Pues delante de la portería tenemos encefalograma plano.