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Cartas

Memoria histérica

ANTONIO VILLAVERDE. MADRID
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Memorizar vivencias puede producir histeria, que afecta lógicamente sólo a los que viven para poderlo contar hoy. Recordar que un piso de 80 metros cuadrados podía costar 300.000 pesetas (1.803,04 euros) le excita a uno. Recordar que bancos y cajas abonaban un interés sobre lo que tenías en cuenta corriente, cuando hoy son capaces de cobrarte por guardar tu dinero, le excita a uno. Recordar que un día surgió un impuesto con el atractivo nombre de tráfico de empresas, que era, creo recordar, el 0,15% y que hoy sea de un 16%, le excita a uno. Recordar que un menú de aquella inolvidable cocina tradicional consistente en sopa de pescado, langosta y solomillo, con una buena tarta y mejor vino, podía costar 150 pesetas, o sea, 0,90 euros, le excita a uno.

Se dice que recordar es volver a vivir, pero solamente lo bueno. Hemos de vivir el presente, porque el ansioso vive el futuro, y el rencoroso vive el pasado, con lo cual termina histérico. Hemos de vivir con serenidad, y cuando vayamos a explotar, contar antes hasta diez, si bien y ante la actual situación se nos están acabando los números. Evitemos las preocupaciones, pues son como un pegamento, que no nos deja sacar de nuestro pensamiento lo que todavía no sucedió.