La mutación de los toros rojos
Los monoplazas de 'Red Bull' demuestran estar un paso por delante de sus competidores y son los grandes favoritos para triunfar en China Vettel y Webber saldrán primeros en Shanghai con Fernando Alonso como única alternativa
CHINA.Actualizado:Calzó una nueva 'pole' Sebastián Vettel en su hoja de servicios (la tercera de la temporada, la cuarta de su equipo), aparcó su Red Bull en el estacionamiento habilitado a los primeros y dedicó una mirada furtiva, inquisidora al McLaren que Jenson Button había conducido hasta la quinta posición. Sin mayor ánimo de polemizar, pues apenas transcurrió un segundo en el gesto, pero el alemán que domina las parrillas de la Fórmula 1 vino a decir con su actitud que, pese a las guerras de despacho, el Red Bull es el mejor coche del momento.
La historia viene de lejos, de hace al menos cinco años. Aquel invierno, el fichaje estrella de la temporada quedó solapado por otro de mayor calado aún. Fernando Alonso anunció su desembarco en McLaren después de haber conquistado dos títulos consecutivos con el Renault azul de la marea. Sin embargo, aquel noviembre también se concretó otro traspaso que explica lo que hoy sucede en la parrilla: Adrian Newey (51 años) se marchó de McLaren a Red Bull.
«Necesitaba un nuevo desafío. Algo fresco con lo que ilusionarme», declaró entonces este inglés, ingeniero aeronáutico nacido en Stradtford. Hasta ese invierno, y durante los últimos doce años, Newey había ganado casi todos los títulos de la Fórmula 1, salvo la era dorada de Michael Schumacher en Ferrari.
Fue entonces cuando comenzó a labrarse el estatus actual de la Fórmula 1. Y fue el motivo por el que Fernando Alonso sopesó hasta el último momento dar el salto a Red Bull cuando concluyó, una campaña más tarde, su desdichado paso por McLaren. El asturiano conocía la solvencia y prestigio del Newey y, en la carambola, allí trabajaba uno de sus dos amigos en la Fórmula, el ingeniero inglés Paul Monagan. El otro se llama Remy Taffin, ingeniero del equipo Renault.
Newey trabajó tres años en el Red Bull y los progresos se notaron en cuentagotas. El equipo dejó el pelotón de cola y se instaló en la zona media, aunque le faltaba lo principal: coche y pilotos de primera. La luz para Newey se hizo en 2009, cuando la FIA decretó un principio de los tiempos con la nueva reglamentación que puso en marcha. Todos empezaban de cero y Newey cogió su pincel.
Papel y lápiz
En un mundo donde la sofisticación y el ordenador portátil manda, Newey todavía dirige el cotarro con su lapicero. Es uno de los pocos ingenieros, si no el único, que aún esboza sus diseños con bolígrafo y papel. Prefiere su tablero de dibujo antes que la pantalla del ordenador. «Prefiero tenerlo todo delante de mí. Puedo dibujar sin pensar», ha dicho más de una vez.
En 2009 dio el salto de calidad. Sin doble difusor -la pieza mágica que impulsó a Brawn y Button a la conquista del título-, ideó un monoplaza que se ha convertido en referencia. Desde entonces, todos los equipos esperan la ocurrencia de Newey.
Este año fue el último equipo en presentarse. Casi con el gong. No fue una aparición tardía por las prisas. Lo hizo para que a los demás no les diese tiempo a copiar su modelo. «El coche es muy fiable y tiene una gran estabilidad», aseguró el patrón de la escudería, Christian Horner.
McLaren, la antigua guardia de Newey, ha declarado la guerra a Red Bull. Denunció las suspensiones del coche, el supuesto cambio de altura que consigue cuando está prohibido por reglamento, le ha buscado las cosquillas de todas las maneras posibles. La FIA no desactiva de momento las ocurrencias de Newey. Las declara legales. El ingeniero lleva más de diez años sin conquistar el título, pero este año vuelve al camino de sus 80 victorias en grandes premios. El Red Bull marca la pauta. Lo dice Vettel, el que consiguió la pole en China: «Hemos conseguido nuestra cuarta 'pole' consecutiva para Red Bull. Estamos demostrando que tenemos un buen coche, sin importar la clase de circuito».