Colgar imágenes ofensivas en Internet será motivo de expulsión en los institutos
El nuevo reglamento de Secundaria castigará a los que utilicen la Red para perjudicar a compañeros o profesores aunque no sea en horario escolar
| CÁDI Z.Actualizado:Un cruce de insultos entre dos amigas a través de una red social fue motivo suficiente para movilizar a profesores y padres en el instituto Columela de Cádiz. Su director, Francisco Vaca, cuenta que se encontró una mañana con la queja de una alumna que decía haber sido amenazada por otra chica mientras chateaban. Los motivos los recuerda poco, pero la denuncia de la joven activó las alarmas. «Lo primero que hicimos fue solicitar una copia impresa de la conversación y luego avisar a los padres», explica el docente. Lo siguiente fue localizar a la autora de las amenazas, que no pertenecía al centro, y llegar a un acuerdo. «En esta ocasión no fue necesario tomar medidas drásticas, pero en algún caso anterior hemos recurrido a la expulsión».
Hasta ahora, la decisión ha correspondido a los directores de institutos, que cuentan con un marco legal demasiado laxo para cuestiones telemáticas. Ahí queda cada uno con su conciencia y sus actos. Pero las cosas van a cambiar en breve con el nuevo reglamento que regula los centros de Secundaria, aún en fase de borrador. El texto tipifica como falta grave la difusión de imágenes que puedan resultar degradantes para cualquier miembros de la comunidad educativa.
Los casos son más habituales entre compañeros, pero también se extiende a profesores. El director del Columela asegura que en su centro no se ha dado ningún ejemplo que implique a docentes, pero sí se ha detectado entre alumnos. «Quizá no tanto en cuestión de imágenes como de peleas por el 'chat', pero a eso también hay que estar atentos y ponerle una corrección».
La revisión del reglamento -que vendrá a desarrollar la nueva Ley de Educación, aprobada a finales de 2007- incluye un mayor control de las nuevas tecnologías en las aulas. Si bien, se ha incluido Internet como una herramienta en el trabajo diario, también hay que poner ojo a lo que se hace en la red durante el tiempo de ocio. Esta normativa respalda a los docentes para actuar, aunque el alumno cometa la infracción fuera del horario lectivo. «Es lo lógico, no podemos enseñar una serie de pautas dentro de las aulas y hacer oídos sordos a lo que hacen en la calle y en sus casas», considera Francisco Vaca.
Esta extensión de las competencias fuera de los muros del instituto ya la recogía el anterior reglamento de 1997, «pero entonces era imposible hablar de malas prácticas en Internet o de teléfonos móviles», añade Juan Luis Belizón, director del IES Poeta García Gutiérrez de Chiclana.
«El nuevo documento viene a poner sobre el papel ese uso de las tecnologías, pero nada más», recalca. De momento, cuenta que en su centro no se ha dado ningún caso, al menos que haya llegado a su conocimiento, pero, que de producirse, actuaría con contundencia. «Tenemos que tener muy claro que las medidas correctoras que tomemos sirvan al alumno para un futuro, no hacer uso de la expulsión como único referente», aclara el docente, también coordinador provincial de la asociación de directores de institutos, Adian. De esta manera, una conducta reiterada del alumno puede forzar también un cambio de centro. Ese fue el caso de un adolescente del Cornelio Balbo de Cádiz que acosó a otro compañero durante el curso pasado. La decisión no fue forzada, se le propuso a los padres y ellos fueron los que tuvieron la última palabra. Finalmente, optaron por buscar otro instituto para evitar los problemas. «Así se deberían resolver todas las cuestiones de este tipo, con el acuerdo de las partes», considera Belizón.
El uso de móviles es otro de los aspectos que también toca el reglamento, aunque no llega a concretar ninguna manera de proceder ante una infracción. Hasta ahora los centros tiran con las normas internas de convivencia. Unos exigen que lo mantengan apagado, otros que estén en silencio y guardados durante las clases y, en el caso del IES García Gutiérrez, se prohibe directamente que lo lleven. «Cuando hemos pillado a algún alumno con el teléfono, se lo hemos confiscado hasta que uno de sus padres haya venido a recogerlo». Son fórmulas para garantizar el mejor ambiente durante el horario escolar. De una manera u otra, los directores podrán adoptar también medidas disciplinarias ante las irregularidades como trabajos en beneficio de la comunidad educativa.