Sociedad

BLINDAJE PARA POBRES

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Después de duras negociaciones, ablandadas por los sindicatos, el Gobierno ha llegado a verlo todo claro: España sólo creará empleo si le paga menos a los empleados. Para reactivar el mercado laboral nada mejor que hacer más dificultoso el acceso a los puestos de trabajo, al mismo tiempo que se hace más fácil su salida. Se buscan soluciones fuera. El modelo alemán fracasó por falta de alemanes y al modelo austriaco le sucedió lo mismo. Hay que seguir intentándolo con españoles y el Gobierno propone asumir parte del coste del despido y reducir la jornada, cosa que sólo será posible para quienes la tengan, pero más vale medio empleo que ninguno.

Hay que llevar muchos años trabajando para que compense a alguien que le den 33 días de indemnización por cada uno de los que estuvo trabajando. Lejos de cualquier demagogia, que no sólo es repulsiva, sino inflamable, hay que lamentar el precio que ha llegado a alcanzar el sudor. Al contrario que el oro, en los tiempos de crisis está baratísimo. Pero no hablo de demagogias, sino de estadísticas. Decirle a alguien adiós en una empresa es más rentable que darle la bienvenida.

El auge de las disparatadas jubilaciones 'incentivadas' mandando a dar la lata en su casa a personas de cincuenta y tantos años, lo confirma, pero hay retiradas distintas y el blindaje de los pobres es de hojalata. Sólo los que han prestado grandes servicios y beneficios pueden gozar de un mal ganado descanso. Los otros tienen que esperar hasta que descansen en paz. La culpa la tiene la aritmética. Un poeta, hablando de amor, dijo que «con el número dos nace la pena», pero quizá con la multitud nazca el conflicto. ¿Por qué se van a sacrificar los acaudalados, que son pocos? Es preferible que sigan haciéndolo los que están habituados.