El presidente del Gobierno durante su intevención de ayer ante los gobernantes de los 47 países invitados por Barack Obama a la Cumbre de Seguridad Nuclear celebrada en la capital norteamericana. :: REUTERS
ESPAÑA

Obama no, pero Biden sí

Zapatero logra un premio de consuelo tras la negativa del líder norteamericano a participar en la cumbre UE-EE UU El vicepresidente de Estados Unidos visitará Madrid en la primera quincena de mayo

WASHINGTON. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

No consiguió que Barack Obama viniera a Madrid para participar en la cumbre Unión Europea-Estados Unidos que se había programado para el mes de mayo, pero José Luis Rodríguez Zapatero tendrá un premio de consolación. Es lo que se lleva de su última visita a Washington, donde ayer asistió invitado por el presidente estadounidense a la cumbre de Seguridad Nuclear. Obama no, pero sí su número dos, Joe Biden. Si las cosas no se tuercen el vicepresidente norteamericano estará en España el 11 y 12 del próximo mes.

El equipo de Zapatero -con el secretario general de la Presidencia, Bernardino León, a la cabeza- llevaba meses buscando una compensación al inmenso jarro de agua fría recibido desde la Casa Blanca el pasado 1 de febrero, justo en vísperas del Desayuno Nacional de Oración. Aquel raro evento de carácter político-religioso había permitido poner en valor una suerte de complicidad entre el jefe del Ejecutivo español y el primer líder mundial. Pero todo quedó difuminado por el desplante.

La decisión de Obama de no participar en la cumbre de Madrid dio al traste además con la aspiración de España de renovar, como presidencia de turno de la UE la Nueva Agenda Trasatlántica, que fija el marco de relación entre la Unión y Estados Unidos. El encuentro era, de hecho, uno de los grandes eventos de un semestre español que, por éste y otros muchos motivos, ha acabado teniendo un impacto mucho más limitado de lo que se había previsto desde el Gobierno socialista.

Oficialmente, Zapatero encajó bien el golpe. Entre otras razones, porque las explicaciones ofrecidas por la administración estadounidense para descartar el viaje no podían afectarle personalmente. La ofendida era la Unión Europea que, con la negativa de Obama, recibió el mensaje de que no formaba parte de la lista de las relaciones preferentes en el mundo de Estados Unidos.

España optó por comprender y respetar la decisión, al menos, de puertas afuera. El Ejecutivo aseguró que no se intentaría convencer al presidente estadounidense para que cambiara de opinión y se resignó a que el evento estrella de su ya maltrecho mandato europeo desapareciera. Pero el diálogo con la administración norteamericana ha sido constante y en esta última visita del presidente del Gobierno a Washington sirvió, según fuentes diplomáticas, para rematarlo. Seguirá sin haber cumbre o entrevista con Obama pero, al menos, habrá un modo de escenificar la fluidez de las relaciones.

La propia presencia de Zapatero en la Cumbre de Seguridad Nuclear se ha interpretado desde el Ejecutivo como una prueba de la consideración que Obama tiene hacia el Gobierno español. España era uno de los 47 países invitados, con la peculiaridad de que no es potencia nuclear y no utiliza uranio enriquecido ni plutonio para la producción de energía. El jefe del Ejecutivo fue, además, uno de los cinco oradores de la cena que el lunes ofreció el inquilino de la Casa Blanca a sus invitados.

Potencia

«España es una potencia en el ámbito económico, asume sus responsabilidades en la ONU, tiene un modelo bastante avanzado de seguridad en instalaciones nucleares y además tiene, como consecuencia de lo que hemos sufrido, una política de prevención del terrorismo». Este fue el razonamiento de Zapatero para justificar su papel en el encuentro de Washington.

La visita de Biden tendrá, en principio, carácter bilateral, aunque también juega la baza de la presidencia europea. Será la segunda entrevista entre el jefe del Ejecutivo y el vicepresidente estadounidense. La primera se logró, 'in extremis' y también después de arduas gestiones, en la cumbre de líderes progresistas celebrada el año pasado en Chile. Aquella cita sirvió para dar por enterrado el malestar generado en Estados Unidos por el anuncio unilateral de España de que se retiraría de Kosovo.

Biden realizó después una gira por Europa pero no incluyó España entre sus escalas, a pesar de que nada más ganar las elecciones, y para alborozo del Gobierno había trasladado a Zapatero su voluntad de hacerlo en una conversación telefónica. Desde entonces, una de las frases más repetidas del presidente español sobre su relación con Estados Unidos es aquella de «no nos preguntemos qué puede hacer Obama por nosotros sino qué podemos hacer nosotros por Obama».

Al margen de acoger a presos de Guantánamo (uno ya está en España y podrían ser cinco), se ha marcado como objetivo sacar adelante en este semestre el acuerdo interino para el intercambio de datos bancarios a ambos lados del atlántico mediante la red SWIFT. Su deseo sufrió un revés en el Parlamento Europeo, pero el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se ha comprometido ya a limar las reticencias de los socios.