Economia

AMBIGUA Y LIMITADA. MENOS ES NADA'

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De las ocho propuestas incluidas en el documento entregado por el Gobierno a los agentes sociales como base de la negociación en febrero, ahora se reducen a cinco. Éstas son las siguientes, reducción de la temporalidad en la contratación, impulsar la colocación de los más jóvenes, reforzar los servicios de empleo, mejorando la intermediación laboral, bonificaciones para la contratación y reducción de la jornada como instrumento de ajuste. Se caen del documento, la reforma de la negociación colectiva, cuestiones atinentes a la discriminación en el empleo y el control del absentismo, modificando el régimen jurídico actual de la incapacidad temporal.

Además de ello y en un claro intento de no distanciarse más que lo justo de los sindicatos, el Gobierno pretende eliminar la reforma introducida en época del PP, en cuya virtud el empresario declaraba la improcedencia del despido y depositaba la indemnización, quedando exonerado de los salarios de trámites y las correspondientes cotizaciones a la Seguridad Social, amén de hacer más inflexible la actual contratación temporal.

La parte más llamativa del documento se encuentra en el posible uso generalizado del contrato de fomento de empleo, que se regularía sin restricciones en cuanto a su ámbito de aplicación subjetiva, pasando a ser el contrato fijo a tiempo completo por antonomasia, con una importante reducción en los costes de despido para el empresario. Sin duda las extinciones del contrato vendrán determinadas en cuestiones de productividad y costes, como índices de valoración de los factores de la producción.

La reforma se plantea sobre la base del respeto pleno del status quo de las situaciones existentes hasta entonces desde la óptica del factor trabajo. Esto puede producir una grave distorsión a la transparencia, el equilibrio y la competencia leal de las nuevas contrataciones en relación con las antiguas, ya que el análisis de la productividad del empresario se hace sobre la valoración de todos los costes que se imputan al trabajo como factor de la producción, siendo el de despido en el fondo, salarios diferidos en el tiempo y las subvenciones a la contratación, un menor gasto de personal, que supone un minoración de los costes del factor. También esta circunstancia debiera valorarse, ya que en caso contrario los empresarios, al menos algunos que han aguantado estoicamente la situación de crisis, se verán seriamente perjudicados, lo que ni es justo, ni deseable.