Las autoescuelas incluirán estas nociones una vez que el alumno haya aprobado el práctico. :: A. J.
Ciudadanos

La conducción eficiente mete la primera marcha

Algunas autoescuelas de la Bahía empiezan a implantar en sus enseñanzas técnicas para reducir el gasto de combustible El nuevo modo de ir al volante permite el cuidado del medio ambiente y un ahorro en el consumo y mantenimiento

PUERTO REAL. Actualizado: Guardar
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¿Qué haría si le dijeran que con sólo cambiar algunos hábitos al volante podría ahorrar hasta un 25 por ciento de combustible? ¿Y si le aseguran que puede rebajar un 20 por ciento en los cambios de marcha si, por ejemplo, en un carril de deceleración pasa directamente de quinta a tercera?

Todo se basa en la idea de la «conducción eficiente». Abarca desde el mantenimiento exterior hasta la manera de llevar el coche, por lo que más que de «conducción», se habla de «mentalidad eficiente».

Manuel Mejías, es un profesor «vocacional» en la autoescuela Las Marismas de Puerto Real. Ahora empieza a aplicar este tipo de pilotaje. «De momento, no se exige para el examen, por lo que luego queda por cuenta de cada uno», se lamenta. Hoy esas ideas se recluyen al capítulo final del manual, en apenas dos páginas.

En el resto de la Unión Europea, sobre todo en Francia o Suecia, esta corriente domina hace años, y está plenamente integrada en la formación vial, con resultados palpables. Aquí no va más allá de los conductores profesionales, interesados en ahorrar en su gasto de combustible.

Manuel resume la nómina de virtudes en unos guiones: «Supone un ahorro de combustible, lo que nos lleva a contaminar menos; genera una menor dependencia del petróleo; el vehículo sufre menos, lo que hace que tenga un menor gasto de mantenimiento; y encima hasta aumenta el confort».

Acelerar y frenar distinto

Podemos detenernos en alguna pauta. En los cambios de marcha se apuesta por el uso de las largas. Los balances se alejan de los que enseñan en las autoescuelas: a 50 por hora ya estaríamos en quinta. En las reducciones también se ahorra combustible y frenos: «Lo primero es dejar de acelerar lo antes posible». Y se beneficia el bolsillo: «Un vehículo a más de 20 por hora, con la marcha y el pie suelto no tiene consumo». Manuel deshace viejos mitos y afirma que incluso en ralentí el motor consume más. El truco está en soltar el acelerador y corregir en el frenado y en el momento en el que las revoluciones caen a 1.000, hay que pasar a la marcha inferior. Aún así, hay un punto en el que este enfoque queda relegado: «En el momento en que entren en conflicto la conducción eficiente y la seguridad, siempre habrá que inclinarse por esta última», aclara.

Aspectos externos incrementan el consumo, como un neumático a baja presión las ventanillas abiertas o llevar una baca. Tampoco hay que abusar del aire acondicionado. Lo ecológico alcanza a la contaminación acústica: «Un vehículo a 4.000 revoluciones hace un ruido 32 veces superior que a 2.000», concreta el profesor.

Al margen de la máquina, los beneficios se notan en quien la lleva. Según Mejías, la acumulación de estrés provoca fallos: «La nueva forma de conducir lleva a cambios en los hábitos; el vehículo va más tranquilo, y tú también», suma.

Quienes se montan a su izquierda parten de cero, pero cabe preguntarse sobre el reciclaje de los veteranos: «Es normal que al principio sea difícil», asume. Por ello, recomienda autoanalizarse a diario. «Hasta que llega un día en que todo esto se mecaniza», pronostica.

Él es de los que cree que aquí está el futuro: «El director general de Tráfico está empezando a proponer una 'conducción tipo zen', y se ríen de él». En cambio, entiende que estos nuevos modos sí se granjearían el respeto de todos. «Podría hablar perfectamente de 'conducción eficiente', y entonces seguro tendría mayor reconocimiento». Habrá que dejarse guiar por Manuel.