DONDE LAS CALLES NO TIENEN NOMBRE

CONCEJAL INTERRUPTUS

El capítulo de Benavent ha sido sintomático de que las cosas en el Ayuntamiento no funcionan bien y ya no se puede tropezar másLa Junta ha ofrecido a sus empleados de Justicia trabajar horas extra por la tarde; quizá debería haberlo hecho con parados

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Afortunadamente, el mes de mayo está a la vuelta de la esquina y con él llegaran dos acontecimientos de carácter internacional como son el Mundial de Motociclismo y la Feria del Caballo con los que Jerez podrá ver resarcida en parte su imagen después de una temporada en la que el nombre de la ciudad ha estado asociado a problemas y conflictos. La crisis económica del Ayuntamiento, las movilizaciones de los trabajadores de las concesionarias, el impago de los sueldos, el fallido Expediente de Regulación Temporal de Empleo, los asesores, el acorralamiento financiero del Consistorio, todo ello nos ha llevado a trasladar a los medios de comunicación una impresión muy negativa de Jerez, que hay que empezar a combatir cuanto antes si queremos salir del boquete al mismo ritmo que nuestros vecinos. Pero mucho me temo que todavía nos quedan capítulos desagradables por delante, porque a nadie escapa que en el Ayuntamiento jerezano ya no sólo existe una descomposición económica, sino que también estamos asistiendo a una importante crisis política en el seno del gobierno de Pilar Sánchez. El ejemplo más gráfico lo hemos tenido estos días con la dimisión de la Junta de Gobierno y posterior cese de todos sus cargos del concejal socialista Francisco Benavent. La alcaldesa anunció ante los periodistas y casi con fanfarrias su destitución fulminante, pero sólo dos horas después Benavent recuperaba su rango de delegado municipal de Juventud y Zona Norte. La cúpula del PSOE en Cádiz y Sevilla tuvo que intervenir de urgencia para poner de acuerdo a las partes y firmar una reconciliación, al menos de cara a la galería, que sin embargo, no es ningún secreto, esconde tras de sí una fractura muy evidente entre dos facciones dentro del Gobierno local jerezano. Los concejales críticos con su alcaldesa, un grupo de ocho, ya alzaron la voz hace unos meses obligando a intervenir al secretario provincial de los socialistas, Francisco González Cabaña, pero aquella herida es evidente que no cerró en ningún momento y ahora ha vuelto a sangrar abundantemente. Mañana se repetirá la escena de entonces con una reunión en Cádiz en la que se llamará a filas a todos como única manera de poner algo de paz y enfilar con garantías lo que resta de legislatura. En momentos difíciles es cuando más necesaria se hace la unión, y es obvio que la ciudad y el Ayuntamiento en este trance tan complicado que atraviesan no se pueden permitir el lujo de estar a expensas de luchas partidistas. El capítulo de Benavent ha resultado esperpéntico y sintomático de que las cosas no funcionan bien, pero cuando tenemos una caída estamos obligados a levantarnos y seguir adelante. Jerez tiene en el horizonte retos que requieren de todo el esfuerzo de nuestros gobernantes. El más importante pasa por reducir las listas del desempleo, pero ahí están también la apertura de Ikea, el polo aeronáutico, el Parque Tecnológico Agroalimentario, el circuito, la Ciudad del Flamenco, el nuevo Palacio de Congresos, el Plan Urban para la Zona Sur y tantos proyectos que no pueden ponerse en riesgo por una guerra de guerrillas política. El futuro se construye con los pasos que damos en el presente, y estoy convencido de que la alcaldesa y los suyos no quieren tropezar más. En ellos está.