Un duelo de campeonato
La pegada del Madrid y el fino estilo del Barça se miden en el combate más decisivo que se recuerda
MADRID. Actualizado: GuardarEl clásico de la Liga, del año y hasta del milenio... El derbi de los récords, de los estilos, de los contrastes, de la mayor puntuación de la historia, de la diferencia jamás vista respecto a sus perseguidores, de las casas de apuestas, de las audiencias planetarias, de las infinitas tertulias, de los 'adivinos'... Agotados como nunca los tópicos, los adjetivos, los sinónimos y las cábalas, las estrellas toman la palabra en una noche de pasión desmedida.
Por más que los protagonistas intenten quitar dramatismo al duelo al asegurar que en ningún caso será definitivo porque todavía quedarán siete jornadas en litigio, la crítica coincide en que este Madrid-Barça decidirá un campeonato bipolar. Los dos grandes apenas pinchan porque, sencillamente, son muy superiores al resto. Todos hablan de equilibrio, de igualdad, de resultado incierto, de partido abierto, y todos insisten en que el 2-6 del curso pasado es irrepetible. Pero con Messi en estado de gracia, nada es descartable. Y con Cristiano enfrente, tampoco.
El madridismo debate sobre la forma de parar al argentino y Pellegrini ensaya incluso con Juan Carlos, un chaval del Castilla, zurdo, rápido, con movimientos que recuerdan a la 'Pulga' más letal de la historia. Marcaje en zona pero con Ramos muy atento para las anticipaciones. Nadie entre los blancos habla de dureza, de apelar al viejo espíritu de Goyo Benito, apodado el 'hacha brava'. Pero entre la hinchada local sí se recurre a esa vieja sentencia, tan utilizada por Luis Aragonés, de frenarle por lo civil o lo criminal. Para los maquiavélicos, en este caso el fin justifica los medios.
El fino estilista azulgrana frente al pegador blanco, el valor de la cantera culé frente a la cotización de la 'cartera florentiniana'. Con una capacidad de toque sublime, largas circulaciones de balón y movimientos constantes, los catalanes pueden ridiculizar a cualquiera. A priori, están más capacitados para dominar, para gobernar el partido desde el centro del campo. Los madrileños, en cambio, son dinamita pura. Arropados atrás y con las líneas bien juntitas, cuando roban te destrozan. Higuaín y Cristiano no perdonan. Aquí te pillo, aquí te mato. El Madrid es el más goleador pero el Barça encaja menos que nadie. En total, sólo un gol de diferencia. Con un simple empate, el Barça saldría líder porque ganaría el 'average' particular.
A quienes insisten en que el Madrid no falla en el Bernabéu, donde ha ganado sus 15 partidos de Liga, se les rebate con el argumento de que tanto el Milan como el Lyon se encargaron de demostrar que no hay tanto potencial. Y a los que aseguran que el Barça 'trionfant' no ha errado en los choques grandes de este curso, se les refuta con la tesis de que fuera de casa no es tan fiable. Perdió en el Calderón, empató en Valencia, Almería, Pamplona y Bilbao, y en Europa no ganó al Inter, al Rubin Kazán, al Stuttgart y tampoco al Arsenal.
Fracasado por sexta vez consecutiva en 'Champions' y roto por el 'alcorconazo' en una nefasta noche de 'copas', el Madrid tiene más necesidad. También más ansiedad. Después de 252 millones en fichajes, perder también la Liga sería un fracaso sin paliativos para el megaproyecto de Florentino Pérez. Al Barça le queda la gran bala europea, y más con el horizonte de una final en el Bernabéu. Llegado el momento cumbre, Kaká no aparece ni en la convocatoria por una contractura que le imposibilita desde hace un mes, y Benzema es carne de banquillo. En el bando opuesto, falta 'Ibra' y Chygrynskiy lo verá cerca de Guardiola. Muchos más millones fuera del campo (170) que el presupuesto de cualquier grande.
Los merengues suspiraron al comprobar que Xabi Alonso está a punto. Jugaría hasta con el tobillo dolorido. Estará acompañado por Gago, ya que Lass ha perdido crédito y alinear a Diarra sería como provocar a una afición que afea su juego. Más libertad para Marcelo o Granero, dependiendo de si Pellegrini busca más velocidad o toque, y sobre todo para el enganche Van der Vaart. Prometen los blancos que jugarán sin miedo, sin depender del rival, con personalidad, jerarquía y valentía. A priori, sólo les vale ganar. Están convencidos de que si superan la primera línea de presión del Barça, sus arietes pueden plantarse en los dominios de Valdés. Y se saben muy superiores al equipo que manejaron Schuster y Juande.
Las sensaciones en el Barça también son distintas a la de la pasada temporada... pero para mejor. Sí, porque antes del 2-6 el equipo de Pep Guardiola estaba perdiendo fuelle en la Liga y se había complicado mucho la final de la Liga de Campeones al no pasar del empate sin goles ante el Chelsea en el Camp Nou. La lucha por las tres competiciones parecía afectar a un equipo aparentemente estancado. Ahora sucede todo lo contrario. El conjunto azulgrana ha mantenido un alto nivel durante toda la temporada pero sin llegar a la excelencia de los primeros doce meses de Guardiola. Ha costado, pero es hoy cuando el Barça recuerda realmente al del triplete. Se comprobó en los dos pulsos ante el Arsenal y el día del Athletic. En lo físico y en lo mental, el hexacampeón ha ido a más y llega lanzado. Ni siquiera la baja confirmada de Ibrahimovic (Piqué sí tiene el alta), que se une a la de Abidal, asusta demasiado. El sueco decidió el encuentro de la primera vuelta, pero su presencia en el campo obliga a jugar al Barça de otra forma, válida y exitosa también, pero menos acorde a su filosofía. Sin él, Messi actúa con más libertad. Y lo más importante: nadie se va a dejar engañar por aquel 2-6, todos están mentalizados para afrontar un encuentro duro y exigente en todos los sentidos.