Una revuelta derroca al presidente kirguís
Bakíev huye mientras la oposición toma el poder tras graves choques que dejan 40 muertos
| MOSCÚ. Actualizado: GuardarEl giro autoritario dado en los últimos años por el presidente kirguís, Kurmambek Bakíev, le ha pasado factura. Él, que precisamente llegó al poder en 2005 aupado por la 'revolución de los tulipanes', tras derrocar a su predecesor, Askar Akáyev Bakíev, a quien la oposición acusa de haberse manchado las manos de sangre, parece haber corrido la misma suerte.
Según Temir Saríev, uno de los dirigentes opositores, el Gobierno kirguís presentó ayer la dimisión mientras, de acuerdo con las informaciones facilitadas por la agencia digital fergana.ru, Bakíev abandonó el país en su avión oficial en dirección desconocida. La radio Eco de Moscú y la agencia Interfax señalaron que la ex ministra de Exteriores Rosa Otunbáyeva había sido designada jefa de un Gobierno provisional de unidad nacional. Otunbáyeva, que jugó un papel clave durante la 'revolución de los tulipanes', decidió en una de sus primeras medidas al asumir el poder crear milicias para garantizar el orden en las calles.
La oposición había exigido a Bakíev que dimitiera por haber reprimido a balazos las manifestaciones de protesta de ayer. Omurbek Tekebáyev, líder de la formación Turam y ex presidente del Parlamento, daba la cifra de un centenar de muertos y recordaba que Akáyev dejó el cargo en 2005 sin un solo tiro. El Ministerio de Sanidad, citado por la agencia Kabar, sostenía que fueron 40 personas las que perdieron la vida y 400 resultaron heridas.
Tekebáyev habló a través de las cámaras de la televisión pública, después de que sus instalaciones fueran tomadas por una muchedumbre enfurecida. «La única salida es que dimitan», manifestó el líder opositor ante las cámaras y anunció que había una negociación en curso con el primer ministro, Daniar Usénov. La turba se apoderó también del edificio del Parlamento, cuyas instalaciones seguían siendo saqueados a última hora de la tarde; de una cárcel para a todos los reclusos en libertad, y de algunas administraciones de barrio. Fue quemada también la Fiscalía General y apresados varios vehículos policiales, entre ellos un blindado. Hubo además un intento fallido de tomar a la sede de los servicios secretos.
Intento de asalto al Gobierno
Pero los enfrentamientos más encarnizados y sangrientos se produjeron durante la tentativa de asalto a la presidencia, en donde se encuentra también el Gobierno. El Ministerio del Interior afirmó que fueron empleados gases lacrimógenos y balas de goma. Los hechos demuestran que se disparó contra la multitud con fuego real. Así lo atestiguaban Toktaím Umetalíeva, una activista pro derechos humanos, y Dinara Oshurajúnova, que encabeza una de los grupos que integran la coalición opositora Por la Democracia y la Sociedad Civil. Esta última aseguró incluso que desde el tejado de la presidencia abrieron fuego francotiradores. Algunos de los dirigentes opositores detenidos durante la mañana empezaron a ser liberados por la tarde.
Los disturbios comenzaron el martes en la ciudad de Talás, situada en el noroeste, con una protesta en contra de empobrecimiento general, la subida de precios y la corrupción. Y ayer se extendieron a Bishkek, la capital, a la localidad de Naryn y a otras regiones. En Bishkek, los enfrentamientos con la Policía comenzaron desde por la mañana. Numerosos comercios del centro de la ciudad fueron saqueados y de nada sirvió que Bakíev decretara el estado de emergencia. Tekebáyev pidió a los manifestantes que se abstuvieran de atacar tiendas y de infringir la ley y el orden. Aseguró también que el ex ministro de Defensa, Ismaíl Isakov, que cumple condena, será liberado de la cárcel para poner bajo su mando el Ejército. Pero se desconoce aún el paradero del ministro del Interior, Moldomusá Kongantíev, a quien se le ha llegado a dar por muerto. Oficialmente se ha desmentido que a Kongantíev le haya sucedido algo. Desde Moscú, Akáyev también había pedido a Bakíev que renunciara.
La 'revolución de los tulipanes' y la victoria electoral de Bakíev llevó a la formación de una coalición reformista que saltó pronto por los aires por las presiones de Rusia. En 2006, el presidente tuvo que hacer frente a una revuelta de decepcionados con sus primeros doce meses de mandato. En 2007, los descontentos salieron de nuevo a la calle y Bakíev reafirmó su giro autoritario lanzando contra ellos a los antidisturbios.
Tras una votación en el Parlamento, las autoridades del país centroasiático decidieron el año pasado cerrar la base estadounidense de Manás, a las afueras de Bishkek, en donde había también una unidad española del Ejército del Aire de apoyo a las fuerzas en Afganistán. Pero EE UU logró mantener en Manás un centro de tránsito de aprovisionamiento.