El oficio tricolor y la nefasta labor arbitral dejan al filial sin recompensa
PUERTO REAL. Actualizado: GuardarEl Cádiz B no pudo refrendar en su propio feudo el empate cosechado hace diez días en Ayamonte. En una semana marcada por los problemas internos (la entidad amarilla rescindió los contratos de Bienve, Goku y David Rodríguez por indisciplina, al tiempo que apartó momentáneamente del equipo a Tiri por idéntico motivo), el conjunto de Ángel Oliva recibía en El Rosal al Marinaleda, auténtica revelación de la categoría.
Ahora bien, las cosas no pudieron comenzar mejor para los gaditanos, ya que Adrián Gallardo, autor del empate cadista en el último compromiso liguero durante el periodo de prolongación, se encargaba de abrir el cerrojo tricolor. Previo centro desde la banda izquierda, el delantero se aprovechó de una indecisa salida del meta Casi e introdujo el cuero en el fondo de las mallas. Corría el minuto 7 y las circunstancias se aliaban con el filial amarillo.
Sin embargo, el panorama cambió ostensiblemente poco después de la media hora de juego. Por aquel entonces, el onubense Rodríguez López, muy meticuloso en la tarde de ayer, expulsó al local Garrido por doble amonestación. Una simple falta y una ‘dudosa’ pérdida de tiempo acabaron con el lateral en los vestuarios. Sea como fuere, los hombres de Oliva supieron solventar la situación en los restantes minutos del primer tiempo, pues, salvo un mano a mano del visitante Óliver que desbarató Ricardo, los hispalenses apenas pusieron en jaque a la defensa del Cádiz B.
El Marinaleda tiró de empuje
La fisonomía de la contienda cambió por completo en la segunda mitad. Con un jugador más sobre el rectángulo de juego, Juanmi Puentenueva jugó sus cartas y dio entrada a Moyita por Pastor. Los visitantes apostaban por el empate y, unido al inmenso oficio de Pedro y Fito en la medular, lograron retrasar las líneas del segundo equipo amarillo. Así llegó la igualada. A los siete minutos de la reanudación, el propio Fito recogía un rechace en el interior del área y batía a Ricardo.
La consecución del empate no rebajó las pretensiones del Marinaleda. Tal es así que Ricardo tuvo que emplearse a fondo para desviar los lanzamientos de Moyita y José Manuel en el minuto 61. Eso sí, poco pudo hacer el cancerbero cadista para evitar que Cisco, previa incursión por la banda derecha de un participativo José Manuel, alojara el cuero en el fondo de las mallas (68’).
A partir de ese momento, el Marinaleda se dedicó a defender el resultado de manera inteligente. Los sevillanos plantearon una batalla sin tregua en el centro del campo, situación en la que el Cádiz B nunca se llegó a encontrar cómodo. De hecho, salvo una clara ocasión que erró Germán (el de siempre) en una jugada de estrategia.