EL LABERINTO

El premio al absentismo

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Tras el paréntesis de los últimos días de la Semana Santa, todos aquellos gaditanos que afortunadamente seguimos contando con un puesto de trabajo, nos hemos debido reincorporar ya, a pleno rendimiento, en nuestras respectivas obligaciones laborales. Aunque lo del pleno rendimiento es un decir, si atendemos a la estadísticas de absentismo laboral. A pesar de las esperanzadoras noticias ofrecidas a principios de año por el Secretario de Estado de la Seguridad Social, indicando que el absentismo laboral en España se situó en el año 2009 por primera vez por debajo de la media europea, tendencia que suponía haber podido reducir el gasto a unos 3000 millones de euros (¡que ya son millones!), parece que la tendencia positiva no va con Andalucía en general ni con nuestra provincia en particular.

Por comunidades autónomas, Andalucía es la primera de España, con un absentismo laboral de alrededor del 5%, y por provincias, Cádiz gana por goleada con casi un 6%. Supongo que, por las fechas de las estadísticas, en esos datos no están contemplados los correspondientes al absentismo en Dephi. Lástima, porque si estuvieran incluidos podríamos casi proclamar que el resto de los gaditanos trabajamos a destajo. Realmente los datos, de casi un 15% de absentismo en la sede gaditana de la multinacional, son escalofriantes. Y más escalofriante aún es constatar cómo nuestros responsables políticos responden a la situación. Nada más y nada menos que premiándola. A los millones de euros de los programas formativos, que visto lo visto no se sabe muy bien para qué han servido, hay que sumar ahora la cantidad de millones que nos costará a todos los españoles las prejubilaciones.

Supongo que, como en cualquier otra situación, corremos el riesgo de meter en el mismo saco tanto a justos como a pecadores, y que en la factoría hubo muchas personas que siempre llevaron a cabo su trabajo con responsabilidad. Pero imagino las caras que se les debe poner a los miles de parados de nuestro país, a los que se les agota el tiempo del cobro del desempleo, y que no saben ya qué hacer para encontrar trabajo. Las medidas tomadas con los empleados de Delphi no son las más racionales y, desde luego, tampoco han sido las más justas.