El 'empandullo' o la cobardía del Estado
Actualizado:Dice el diccionario que empandillar es juntar dos o más naipes para hacer trampas, y también ofuscarle la vista o el entendimiento a alguien para engañarle. En Aragón hace mucho que a la acción fullera o tramposa la llaman empandullo. Y esto es lo que viene haciendo el Tahúr de la Moncloa, Zapatero, desde que es presidente de este Gobierno funesto y desacreditado que ya ha logrado hasta desequilibrar el euro con la inminente entrada de nuestro Estado en la zona de quiebra. Pero a esta inminencia el Tahúr la llama «recuperación», con todo cinismo, para ver si consigue seguir engañando a sus votantes, aunque a los europeos ya no les engañe y nos hayan amenazado con echarnos del Mercado Común si no se rectifica la política suicida e irresponsable que está siguiendo el PSOE para arruinar a España. Lo mismo que le están exigiendo a los otros gobiernos socialistas a punto de quiebra en Grecia y Portugal. ¿Y es una casualidad que el socialismo siempre sea ruinoso? ¡Qué va! Lo que es una desgracia acumulada en nuestro caso es que encima hayamos tenido que topar con un fullero que además pervierte el sentido del lenguaje para engañar con más recochineo. ¿Se acuerdan ustedes de cuando hace tan sólo dos años decía que no había crisis sino «desaceleración» y prometía «pleno empleo» para poder ganar las últimas elecciones, y encima decían en su propaganda «razones para creer», incluso en la bondad de Otegi y otros mensajeros de ETA, lo mismito que ahora, aunque Mayor Oreja les deje con el culo al aire al decir la verdad ?
Esto es lo que se llama perversión, que es el resultado de viciar con malas doctrinas o ejemplos las costumbres, los gustos, el lenguaje, y las prácticas política, económica, moral, religiosa o de lo que sea, con tal de conseguir unos fines, generalmente de poder, al precio que se tercie, incluídos el paro galopante y récord, el déficit, la deuda del Estado y la ruina social. Es decir, que el fin justifica los medios, como ya predicaba el gurú de la religión atea del socialismo, Carlos Marx. Y de aquí la «solidaridad» escandalosa de todos los regímenes socialistas entre sí, incluso amparando a dictaduras de izquierdas por el hecho de serlo, aunque sean criminales y encubran a terroristas como las de Cuba o Venezuela; o protegiendo con total hipocresía a jueces prevaricadores, como el chapucero juez Garzón. Y ya el colmo de su cinismo es que nos preparan para la vuelta de la Semana Santa de la Pasión de Cristo, que ya es laicista, la sentencia ambigua del manipulado Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña, en que el concepto de nación será discutido y discutible, como dijo Zapatero para asegurarse los votos radicales que le han permitido sentar su culo en La Moncloa, a costa del disparate de la fragmentación e ineficacia del Estado. Pero eso será después de que los líderes del PSOE se hayan puesto a la cabeza de las procesiones, para seguir sumando los votos del pueblo llano e ingenuo que todavía cree que el socialismo es el Robin Hood de robar a los ricos para dárselo a los pobres, cuando la verdad es al revés, y no es consciente de sus perversiones cuando luego atacan hasta al Papa, o contraponen a su cacareado derecho a la vida del criminal su ley del aborto libre para mayor exaltación del feminismo radical y sus votos correspondientes.