Javier Clemente, en una imagen de archivo.
despedida de onésimo

Javier Clemente asume el mando del Valladolid

El técnico vasco toma el relevo de Onésimo, que llegó hace dos meses al club para sustituir a Mendilibar

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El técnico vasco Javier Clemente ha sellado su compromiso para dirigir al Real Valladolid hasta final de temporada, según han informado fuentes del club y como había adelantado El Norte de Castilla.

Antes que nada, una premisa clara. “Está difícil, no imposible”. Y según Javier Clemente eso quiere decir que “lo que es imposible no se puede conseguir, lo posible sí”. Y con eso, “y trabajo”, comenzará a trabajar mañana, a partir de las 10.30 horas y a puerta cerrada. Una medida que probablemente se repetirá el jueves, porque el nuevo técnico quiere “hablar mucho con los jugadores en estos primeros entrenamientos”.

Dedicó casi media hora a hablar sobre su forma de entender el juego y cómo salir de esas situaciones. Y no tiene recetas mágicas, aunque dejó una frase para quien la quiera entender. “Soy un entrenador muy de vestuario, de hablarles, de caseta, pero todo muy pactado. Yo soy durísimo. Pero para el que no cumple su compromiso”, explicó. Es decir, que si todos deciden tirar por el mismo camino, él mismo se enfrentará al que se desvíe de él.

Aburrido de estar parado, según confesó, tomó la decisión de dar el sí al Real Valladolid casi sin dudar. “Ayer por la noche me llamó el presidente a las doce de la noche, y a las seis y media de la mañana ya estaba cogiendo el coche para venir hacia acá”, afirmó.

Asume que no tiene tiempo para andarse con rodeos. O empieza a ganar ya, o su aventura blanquivioleta llevará camino del desastre. “No tenemos tiempo, no puedo estar diciendo que necesito 25 días para que el equipo se amolde a mis costumbres. En tres días tienen que ponerse lo más cerca posible de lo que tenemos que hacer. Sobre todo ser ambiciosos. Hay que pensar que cada jornada termina la Liga, son 90 minutos y da igual contra quién juegues porque hay que pensar en la victoria. Pero para eso hay que jugar con mucho sentido. Al fútbol se gana con sentido, no con tonterías, y yo no soy un entrenador de tonterías”.