Cáceres y la revancha de la vida misma
El argentino está en la última etapa de su recuperación y quiere ser entrenador en España
Actualizado:Recuerdo hasta la parte en que uno de los personajes que me seguían bajó del auto con el arma en la mano y tiró», relata con increíble lucidez el ex defensa del Celta Fernando Cáceres, en casa ya de su madre, casi totalmente recuperado del brutal ataque del que fue víctima hace cinco meses, que le dejó prácticamente al borde de la muerte. «Jamás imaginé que iban a tirar y sin embargo tiraron», reflexiona el argentino, que sueña con dirigir un club español.
Aquella noche fatídica del 1 de noviembre, la bala ingresó por el ojo derecho y le fracturó la base del cráneo. Los médicos no pudieron extraerle el proyectil y debieron en cambio quitarle el globo ocular. Fueron días desesperantes. El ataque ocurrió en la madrugada en la localidad de Ciudadela, en los suburbios de Buenos Aires, cuando un vehículo en el que viajaban desconocidos se colocó por delante del suyo impidiéndole seguir. Uno de los agresores bajó del auto armado y le disparó sin más.
La Policía especulaba con que se habría resistido al robo de su BMW y por eso le dispararon. Pero él mismo puede precisar ahora que no fue así. «No tuve tiempo de resistirme. Ni siquiera me moví del coche», asegura.
A pesar de la «terrible» experiencia que relata, el ex central, que brilló también en el Valencia y el Zaragoza, no guarda rencor ni quiere venganza. Sí quisiera, y así se lo pidió al fiscal, tener enfrente a sus atacantes, de entre 15 y 17 años, «para hacerles preguntas». «La revancha mía es la vida misma», concluye 'el negro' Cáceres, tranquilo a los 41 años.
Aquella noche fue trasladado de urgencia y en coma al Hospital Ramón Carrillo, con una gravísima lesión encefálica. Fue intervenido con relativo éxito, pero siguió inconsciente durante semanas hasta que, poco a poco, comenzó a mover una mano, luego a articular palabras, y finalmente habló.
Con la familia
En enero su recuperación era tan buena que fue derivado a la Clínica Fleni de rehabilitación física, en Escobar, 50 kilómetros al norte de Buenos Aires. Allí caminó en barras paralelas y completó su tratamiento hasta el jueves, cuando fue dado de alta antes de lo pensado. Cáceres vive ahora con su madre en la localidad de Ramos Mejía. «Estoy muy contento de estar de nuevo en casa con los míos», declara.
El ex jugador dice que sus familiares le contaron los difíciles momentos que vivieron tras el ataque, cuando los médicos eran escépticos sobre sus posibilidades de sobrevivir. «Yo lo viví, pero por suerte no estaba consciente. Fue terrible lo que tuvo que pasar mi familia», se lamenta. Pero la fortaleza con la que lo acompañaron en aquellos momentos no lo sorprende. «Estamos muy unidos», asegura.
El 'negro' está en la etapa final de su recuperación, a la que dedica casi doce horas diarias junto a un equipo de especialistas cubanos. «Nunca bajé los brazos. Ahora tengo la alegría de poder estar bien», dice confiado. «Voy despacio. No me pongo plazos». La rehabilitación se concentra en su pierna y su brazo izquierdos, que sufrieron una parálisis debido al ataque sobre el hemisferio cerebral derecho.
En Independiente
Mientras se recupera, hace planes y sueña. «Me gustaría ser técnico de fútbol», anticipa. Cáceres ya había hecho un curso de entrenador y trabajó un tiempo como ayudante de campo en el club Independiente de Argentina. Sus planes son dirigir algún equipo local y luego irse a vivir a España para trabajar allí como técnico. «Me iría a vivir a Zaragoza, donde jugué varios años y mantengo muchos amigos», especula el argentino.
Cáceres tiene muy buenos recuerdos de su etapa como jugador en España. Una de las razones por las que aceptó irse a vivir allí fue por la inseguridad en Buenos Aires, esa inseguridad que justamente lo eligió como víctima cuando menos se lo esperaba.