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Miguel Pastor. :: L. R.
Rota

Expertos al volante y ahora con carné

Una treintena de roteños de etnia gitana superan el examen teórico con un curso intensivo adaptado a sus necesidades

LOLA RODRÍGUEZ
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La mayoría sabe conducir perfectamente y desde hace años, pero no tienen carné. El aumento de los controles y la dureza de las multas ha empujado a muchos miembros de la comunidad gitana de Rota a entrar en el programa puesto en marcha por el Ayuntamiento para sacarse el permiso de conducir. Eso sí, a un precio módico. La iniciativa, en la que participan las administraciones estatal y autonómica, consiste en la ayuda de 300 euros para preparar y aprobar el examen teórico. Los costes de las clases prácticas han de asumirlos ellos, pero cuentan con ofertas de la autoescuela Astaroth, con la que el Consistorio tiene conveniado el programa.

«Yo conduzco de toda la vida, y ahora estoy probando a ver si me lo saco. Hay algunas palabritas que no entiendo, porque no se leer muy bien». A Miguel Pastor, de 65 años, le han pillado alguna que otra vez sin carné. Cantaor de profesión, acude a diario a la autoescuela con su esposa, María Pilar. «Antes pagaba los 300 euros de multa, pero ahora está la cosa tan peligrosa que o me lo saco o vendo el coche». Tanto Miguel como sus compañeros siguen el método de aprendizaje para superar el examen teórico. Confían en que la experiencia les ayude a pasar el práctico.

Joaqui Sánchez, de 23 años, es otra alumna de Astaroth que batalla con el teórico. «Es un poquito difícil, pero lo llevo bien. Yo trabajo limpiando en colegios y me hace falta. Además, mis hijas, de cinco y siete años, quieren que me lo saque para así poder ir de compras nosotras solas».

Método de aprendizaje

«Ellos tienen muy dominada la técnica, pero no tienen ni idea de circular. Cómo tomar los cruces, interpretar los semáforos, la posición en la calzada... son conceptos para los que necesitan razonar y no sólo hacer los tests. Y aquí machacamos mucho eso». José Antonio Caña, director de la autoescuela Astaroth constata el «enorme interés» que ponen los alumnos. «El principal problema es la comprensión lectora, pero ya han aprobado varios. Algunos trabajan y nos acoplamos a sus horarios, pero es sorprendente ver el silencio que hay en las clases y lo centrados que están todos en aprender el reglamento», aclara el responsable del centro. Muchos son vendedores ambulantes y ya no se exponen a que les multen, por eso hincan codos para tener la documentación.