El estigma de 'capital del crimen' vuelve a Nueva York
El alcalde achaca a la reducción por la crisis del número de policías la imparable escalada de muertes violentas en los últimos tres meses
NUEVA YORK.Actualizado:Times Square, una de las zonas más transitadas y a la vez estremecedoras de Nueva York. El rifle automático que empuña en el metro un policía con equipamiento antidisturbios intimida a los turistas, pero más de un neoyorquino lo agradece en silencio. La alerta de seguridad responde a los atentados de Moscú, pero de haber estado antes en esa misma parada hubiera podido haber salvado vidas.
Hace hoy una semana Ricardo Williams y Darnell Morel se tomaron la última copa en el club del hotel Bryant Park a las cuatro de la madrugada, el toque de queda neoyorquino. Entraron al metro en la calle 42, uno con destino a Brooklyn y el otro a New Jersey, pero cinco paradas después salieron apuñalados, con los pies por delante. Un tercer amigo llegó con vida al hospital.
«Sólo tenía 24 años, con toda la vida por delante», sollozaba el primo de Darnell. Aparentemente fue la última cerveza la que le mató. Ésa cuyo botellín arrojó por la ventanilla del metro golpeando accidentalmente a un chico hispano que se hizo el gallito delante de sus cinco colegas, sacó una navaja y los apuñaló sin misericordia.
Horas después, en un andén de Brooklyn, el conductor de un metro no alcanzó a frenar a tiempo de esquivar el cadáver de una joven de 25 años casi desnuda cuya muerte aún se investiga.
Bramaba el sórdido Nueva York de las series policiacas que en los ochenta se ganó el sobrenombre de 'la capital del crimen'. Lo había invocado días antes el alcalde Michael Bloomberg, armado con las últimas estadísticas: 103 homicidios en menos de tres meses, sin contar el fin de semana negro que le sucedería.
Lo achacaba a la crisis, que le ha obligado a recortar el número de agentes, pero con la misma crisis el crimen descendió en el resto del país durante la primera mitad del año pasado un 4,4%, y los homicidios un 10%. De hecho, si Darnell hubiera decidido quedarse esa noche en Newark, en vez de salir de copas por Nueva York, hoy seguiría vivo.
«Tenemos menos policías que antes», explicó el alcalde. Desde que tomó posesión del cargo en 2002, el mayor cuerpo de fuerzas de seguridad del mundo ha pasado de 40.000 agentes a 34.000, y todavía se planea despedir a 3.150 más. La crisis de Wall Street ha hecho estragos en la recaudación de impuestos de una ciudad donde uno de cada tres empleos depende del sector financiero.
Bloomberg advierte de que el actual índice de delincuencia está lejos del récord de 2.245 crímenes que se registró en 1990. Y quienes le ayudan en eso de calmar la histeria aseguran que dos o tres asesinatos al día no es tanto si se tiene en cuenta que cinco millones de personas utilizan diariamente el metro de Nueva York. También allí se han notado los recortes que ha sufrido la Autoridad del Transporte Metropolitano. El asesinato de Ricardo y Darnell demostró ese día que casi la mitad de las cámaras instaladas no funcionan.
«Creo que es justo decir que la MTA no tiene suficiente dinero para dar el nivel de seguridad que la gente querría», admitió el alcalde. Y sin esperanza de mejorar. Con 93 millones de dólares menos en su presupuesto -69 millones de euros-, varias líneas de metro y autobús están destinadas a desaparecer.