El socavón provocado por el derrumbamiento de la Galería Trajana. :: AP
Sociedad

La caída de la casa dorada

La bóveda de la Domus Aurea de Roma, el palacio de Nerón, se derrumba mientras es restaurada

ROMA. Actualizado: Guardar
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La Domus Aurea de Roma, el 'palacio dorado' donde el emperador Nerón estableció su residencia privada durante sus últimos años de vida, sufrió ayer graves daños por el hundimiento de unos 60 metros cuadrados de su bóveda y un desprendimiento de 130 metros cuadrados de suelo en una de sus galerías. El colapso, que se produjo durante los trabajos de restauración que se llevan a cabo en el monumento, taponó la Galería Trajana que da acceso al complejo arqueológico, y que se encuentra bajo unos jardines. Afortunadamente no hubo que lamentar daños personales, ya que la zona afectada estaba cerrada al público en el momento del derrumbe, y los bomberos ya han establecido un perímetro de seguridad en la zona mientras determinan el alcance del suceso.

Desde 2005, el 'palacio dorado' permanecía cerrado al público por las labores de restauración a las que estaba siendo sometido y por el riesgo de desprendimientos provocado por el agua que se filtra desde los jardines que se encuentran sobre el monumento. En las inmediaciones del área arqueológica de la Domus Aurea, una de las zonas más turísticas de la capital italiana, se encuentran también importantes monumentos como el Coliseo, los Foros Imperiales y varias basílicas.

Construida por el emperador Nerón tras el gran incendio que asoló Roma en el año 64 después de Cristo, la Domus Aurea (en latín, casa de oro) fue concebida como una representación del cosmos y estaba vinculada al movimiento del Sol y de las estrellas. Sus dimensiones eran grandiosas para las edificaciones de la época, algo que no sorprende demasiado si tenemos en cuenta que fue un verdadero megalómano quien ordenó su construcción. Ocupaba, según se calcula, unas cincuenta hectáreas entre las colinas del Palatino y el Esquilino. Además de los acabados en oro que la caracterizaron y le dieron nombre, en los techos de sus galerías destacaban las incrustaciones de metales semipreciosos y de láminas de marfil.

Después de sufrir importantes daños en otro incendio (ocurrido en el año 104), la Domus Aurea fue cubierta con escombros por orden del emperador Trajano. Una medida ésta que a la larga aseguró su conservación, ya que evitó el pillaje de materiales valiosos que afectó a otros edificios como el Coliseo. Al menos una parte de las estancias del palacio permaneció desconocida hasta el siglo XV, cuando se halló casualmente el acceso a una de las bóvedas soterradas. Los restos encontrados en las posteriores excavaciones muestran un buen estado de conservación, y sus pinturas son particularmente bellas. Sin embargo, limitaciones presupuestarias han impedido durante décadas la conservación adecuada del conjunto, que ha sufrido grietas y humedades que hacían peligrar su sustentación.

De hecho, a finales de 2005 tuvo que ser cerrado al público, a pesar de que atraía una media de mil visitantes diarios, porque no se podía garantizar su seguridad. Desde entonces se ha abierto de manera parcial en varias ocasiones, y se hablaba ya de una posible apertura completa dentro de dos años. El socavón ha echado tierra sobre estas previsiones.