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Un Lunes Santo deslucido por la presencia de la lluvia

Chiclana se quedó sin la procesión de la Humildad y Paciencia y Vera-Cruz arriesgó en Cádiz, mientras que los retrasos marcaron los desfiles en Puerto Real y El Puerto

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La provincia vivió un convulso Lunes Santo en el que el tiempo trastocó los desfiles procesionales.

Puerto Real

La Antigua y Venerable Hermandad de Penitencia de María Santísima de los Dolores y Santísimo Cristo de la Misericordia en su Traslado al Sepulcro pudo finalmente salir a las calles de Puerto Real en la tarde-noche del Lunes Santo, a pesar de las preocupantes gotas de lluvia que empaparon la media tarde. Por precaución, la cruz de guía no cruzó el umbral de la Prioral hasta media hora después de lo fijado.

Chiclana

La cofradía de Humildad y Paciencia deberá esperar todo un año para realizar su desfile procesional. Apenas una hora antes de la hora establecida para la salida una enorme tromba de agua descargaba sobre las calles del municipio y hacía presagiar lo peor. Aunque a las seis de la tarde, hora prevista para la puesta en calle del cortejo, no llovía sobre Chiclana, las malas previsiones meteorológicas hicieron que la cofradía decidiera la suspensión de la procesión.

El Puerto

Las nubes amenazantes de lluvias que cubrieron el cielo portuense durante toda la tarde mantuvieron en ascuas hasta última hora a la junta directiva de la hermandad de Los Afligidos, única del Lunes Santo. Finalmente, con diez minutos de retraso, el paso del nazareno ayudado por el cirineo inició su estación de penitencia desde el hospital de San Juan de Dios, en la recién remozada Micaela Aramburu.

Cádiz

La lluvia apareció de forma tímida pero suficiente para aguar las ilusiones de los cofrades. La archicofradía de La Palma decidía suspender su estación de penitencia tras comprobar los negativos partes meteorológicos. Algo parecido sucedía minutos más tarde en San Francisco donde los hermanos del Amor recibían la triste comunicación de suspender la salida. En El Carmen trataron de apurar algo más, pero, al final, se decantaron por no arriesgarse. Sólo Vera-Cruz desafió al tiempo y puso su cortejo en la calle con algo de retraso. Finalmente sólo llegó hasta la Catedral y regresó por el camino más corto.

Sierra

Siete de la tarde y la parroquia de San Francisco abre sus puertas para que Las Tres Caídas reiniciara su estación de penitencia. El Caío y la Amargura se reencontraron con sus barrio mucho antes de caer la noche. La amenaza de lluvia que hubo durante toda la jornada mantuvo encogido los corazones de los hermanos pero finalmente no impidió que el Señor volviera a caer por su pueblo.