EL MILAGRO
Actualizado:Lo que pueden cambiar las cosas en dos jornadas. Hace justo una semana, si llego a referirme desde estas mismas líneas a las posibilidades de salvación del Xerez, seguramente a usted, amable lector, le hubiera dado la risa floja, derramado el café o caído el periódico de las manos. Pero hete aquí que los cuatro puntos de seis sumados ante el Tenerife y el Sevilla, unido a que el Zaragoza no pudo ni siquiera puntuar ante el Barcelona y el Almería, han hecho que la distancia con la permanencia se reduzca considerablemente de 11 a 7 puntos. Y ya ni produce tanta risa hablar de salvación, ni la permanencia es la quimera que nos parecía el pasado sábado.
Pero los sorprendentes números con Gorosito, con la remontada tan inesperada como sorprendente ante el Málaga, la sufridísima victoria ante el Tenerife y el meritorio punto arrancado del Sánchez Pizjuán, habrán servido de poco si tropezamos en lo más llano y dejamos escapar alguno de los tres puntos de mañana ante el Valladolid en Chapín. En la temporada del debú, hemos podido comprobar cómo todos los tópicos y, a la vez, todas las realidades del fútbol se han ido cumpliendo. Que no hay enemigo pequeño ni rival fácil, que a perro flaco todos son pulgas... A estos podríamos añadirles ahora que mientras hay vida hay esperanza y que esto no es como empieza, sino como termina.
Encomendémonos a todos los santos en este Domingo de Ramos, pórtico de la Semana de Pasión, pero que paradójicamente puede acabar con la de un equipo por el que no dábamos un duro, que ha sido durante meses el hazmerreír de la España futbolística y cuyos jugadores han sufrido el escarnio, la bula y la afrenta de no pocos periodistas y comentaristas deportivos. A falta de buen juego, que sigo sin verlo, este colista transmite señales vitales fruto de un alma y un orgullo a los que nos aferramos para poder seguir viendo la próxima temporada fútbol de Primera.