PAN Y CIRCO

CUESTIÓN DE CONFIANZA

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Manuel Jiménez Jiménez ha dejado de ser entrenador del Sevilla. La noticia tiene su cierta relevancia a nivel nacional, ya que estamos hablando del quinto clasificado en la Liga de las 'Estrellas', un equipo Champions hasta hace muy poco y finalista de la Copa del Rey, aunque todavía no se sepa muy bien cuándo se va a jugar el partido.

Jiménez Jiménez representa al típico personaje andaluz, amante de sus cosas, en este caso de su equipo de toda la vida. El día que lo presentaron como entrenador, tras la espantada de Juande Ramos, afirmó que había cumplido la ilusión de su vida, lo que llevaba soñando desde pequeño. Ayer, tras despedirse de la plantilla, llegó a decir que estaba como aquella persona que pierde a un ser querido y lo va asimilando poco a poco.

Pero la afición, el entorno y otras tantas cosas han propiciado que responda, todavía un poquito más, a esa indiosincracia andaluza. Jiménez Jiménez es el típico hombre de club que se ha visto desbordado por los acontecimientos. No ha sabido conectar con la prensa y ha suscitado una división entre los aficionados (que no provocado porque, al fin y al cabo, la reacción del respetable es soberana y desde un primer momento no cayó bien en la grada).

Su único gran aval eran los resultados. La pasada temporada consiguió meter a los hispalenses para la Champions y en la presente había logrado que se clasificaran para la Final de Copa, eliminando, nada más y nada menos, que al mejor Barcelona de todos los tiempos que, por cierto, aún sigue vivo en las otras dos competiciones.

Sin embargo, en el momento en el que los resultados han sido adversos y los objetivos se han complicado se ha perdido la confianza en el técnico, que se quedará sin disfrutar de la Final de Copa sea cual sea el resultado. Una cuestión de confianza que ha propiciado que fuera destituido después de que el último de la fila le empatara en el último minuto.