Bares con el tirón de los raíles

Las obras son molestas. Un auténtico calvario han pasado los comerciantes de los diferentes tramos de la calle Real por los problemas derivados de las obras del tranvía. Si a ello se le suma la crisis aumenta a una treintena los establecimientos que han echado el cierre desde que en septiembre de 2008 se pusieran las primeras vallas de la actuación.

Pero, ahora el panorama es distinto y el futuro más halagüeño. Al menos, eso es lo que piensan los nuevos emprendedores que han decidido invertir sus ahorros en la calle Real. En varias zonas ya se pueden ver pequeñas reformas de futuros establecimientos que esperan aprovechar el tirón del tranvía.

Es el caso de Antonio Sánchez que hoy mismo abre su bar y cafetería El Tranvía en frente del Ayuntamiento. «Ahora parece un buen momento para abrir un establecimiento en la calle Real una vez que se puede ver el resultado de las obras. Es un espacio abierto y en una de las futuras paradas. Además también se ha aprovechado las ayudas que se ofrecían y sólo queda esperar la respuesta del ciudadano».

Y si algunos quieren ir de la mano desde el principio con el nuevo medio de transporte, otros pretenden crear un vínculo con la celebración del Bicentenario. Es el caso de Rafael Rodríguez que prepara la apertura de una cervecería llamada la Posada de 1810, situada en plena Alameda Moreno de Guerra.

Lo curioso del recinto es que según Rodríguez en esa época el local era una auténtica posada y lo que busca es recoger el espíritu de la misma para llamar la atención de la clientela. «Ahora parece que hay más movimiento por la calle Real. Se ve a mucha más gente paseando y es un buen momento para abrir y una buena zona para hacerlo con su terraza».

Aunque la mayoría de establecimientos están satisfechos con el resultado, hay quien prefiere ser cauto a la hora de valorar y esperar para ver si la transformación de Real es positiva para los negocios. «Claro que ahora se ve mucha gente pero porque estamos casi inmersos en Semana Santa. Habrá que esperar, no se sabe si en otras fechas se verá a tanta gente caminando por Real», apuntaba Sebastián Carval que cuenta con una tienda de regalos en la zona.

De todos modos hay quien sigue pidiendo ayudas a la Junta para poder equilibrar su situación ante las dificultades de paso que sufrieron a consecuencia de las obras. Críticas que ya no tienen que ver con el paso de los coches. «Siempre creí que sería positivo crear una calle ancha para poder pasear. Es algo que da mucha vida y en los próximos días sin las vallas se va a ver», opinaba José González de la librería Piorno.

Como siempre será el tiempo el que ponga las cosas en su sitio y demuestre si la apuesta por la obra mereció la pena.