Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Artículos

Primavera y regeneración

DIEGO JIMÉNEZ
Actualizado:

Esta semana, tras un auténtico invierno, nos ha llegado la primavera, de 'primer verdor' (dejemos lo de los brotes). Y parece que este año llega con mayor capacidad simbólica. Hay que empezar con ánimo y con fuerza este nuevo ciclo vital. Ya conocemos bien esta crisis, que unos padecen más que otros, pero no podemos anclarnos en la crítica. Hace falta construir, y saber renovarnos y regenerarnos. La regeneración, en biología, hace referencia a la capacidad de los organismos vivos para reconstruir por sí mismos sus partes dañadas o perdidas. Estamos muy necesitados de este cambio de enfoque.

Los que nos dedicamos profesionalmente a la educación nos quejamos muy a menudo de que a los jóvenes, entre todos (familiares, educadores, políticos y medios de comunicación), les hemos puesto casi todo por delante, incluso antes de que lo pidieran, y los hemos malacostumbrados a pensar que en la vida las cosas te las regalan o las consigues con gran facilidad. Pero los adultos hemos tenido que aprender a base de bien que nada se consigue sin esfuerzo y sin tesón. Para disfrutar hay que luchar primero y es muy reconfortante deleitarse con el encanto de conquistar las cosas, y no de tenerlas siempre a nuestra disposición. Como digo en mis clases, los seres heterótrofos hemos de movilizarnos para conseguir lo que queremos.

Esta crisis nos está enseñando mucho. En el último barómetro del CIS una de las mayores preocupaciones de los españoles, tras el paro y la situación económica, se centra en el funcionamiento de nuestra clase política. Somos conscientes de que muchos de nuestros políticos dejan bastante que desear, pero aún somos más conscientes de que ellos solos no resuelven los principales problemas y que no los pueden resolver de manera integral. En el terreno de la educación sabemos que los problemas no los van a resolver a golpe de normativa ni lo políticos ni los teóricos, muchos de los cuales abandonaron hace tiempo la tiza y han perdido cierto contacto con la realidad social.

El cambio tiene que darse a pié de obra, a pie de calle, y no en los lemas o consignas de los partidos políticos. Decía Ortega que la vida es un quehacer ante las circunstancias. No podemos progresar ni desarrollarnos si seguimos haciendo las cosas de igual manera que hasta ahora. El cambio debe producirse en las cosas más insignificantes y cotidianas. No son necesarios grandes alardes. Y es cierto ese mensaje publicista, oportuno y oportunista a la vez, de que «esto sólo lo arreglamos entre todos».

En definitiva, debemos esforzarnos para vivificarnos en la búsqueda de nuestro sustento material y asimismo de nuestra realización personal. Y decía Mahatma Gandhi, como otros muchos, «si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo».