Los contratos de los ex
Actualizado:Se dice que quienes tienen el alto honor de presidir una nación siempre que sea mediante elecciones democráticas, cobran unos sueldos muy bajos. Es cierto. Aunque guardaran hasta el último céntimo de euro, no podrían justificar sus ahorros. En cada barrio, qué digo en cada acera hay señores a los que no conoce nadie, ya que nunca salen ni en la televisión ni en los papeles, cuyas ganancias son muy superiores a las que obtienen los que asumen la inmensa responsabilidad de ser los gerentes de su propio país. Debemos compadecerlos, pero sólo mientras lo sigan siendo, porque después se hinchan.
Es una cuestión de paciencia, ya que cuando les descabalgan del cargo se montan en el dólar. Les llueven las ofertas para que cuenten parte de lo que saben en una conferencia o en los consejos de administración para que se callen la otra parte. También hay que contar con los favorecidos durante su mandato, que no todos son ingratos, aunque el porcentaje sea siempre muy elevado. Sus rostros se han hecho conocidos aunque mucha gente no los pudiera ni ver, y eso suele ser rentable. El pago siempre está garantizado y no deben impacientarse por el aplazamiento. El último ejemplo, ya que no el único, es el del ex primer ministro británico Anthony Blair, Tony Blair para los íntimos, que va a ganar, mejor dicho que va a cobrar 220.000 euros por dos conferencias. Si viviera Shakespeare lo despachaban con 2.000, ya que las Universidades tienen un presupuesto restringido y él, como no se había muerto, aún no había llegado a ser un Shakespeare. Los presidentes no deben mostrar la menor prisa por presentar la factura de sus servicios a la patria. Los cobrarán con creces después, cuando les antepongan el prefijo ex. Incluso los laboristas están por la labor.