Argentina y Chile volverán a acoger el Dakar por tercer año consecutivo
PARÍS. Actualizado: GuardarArgentina y Chile acogerán en 2011, por tercer año consecutivo, el Rally Dakar, que a partir de 2008 abandonó sus escenarios habituales por motivos de seguridad, en concreto por las amenazas de Al Qaeda, según anunció de forma oficial ayer en París la empresa organizadora, Amaury Sport Organisation (ASO). El director del Dakar, Etienne Lavigne, reconoció que por el momento es complicado regresar a África, sede natural de la mítica carrera, por la inestabilidad y los problemas de seguridad que podrían afectar a la caravana, aunque la organización no renuncia volver a 'casa' algún día. También se apunta ahora a Brasil o Perú como posibles alternativas en caso de decidir un cambio en el futuro. «Podemos confirmar que el Dakar 2011 volverá a Sudamérica y que tendrá lugar del 1 al 16 de enero», avanzó Lavigne durante una rueda de prensa en compañía del secretario de Estado de Turismo de Argentina, Carlos Enrique Meyer, y del nuevo secretario de Estado chileno para el Deporte, Gabriel Ruiz-Tagle. Para Enrique Meyer, el Dakar «llegó a Sudamérica para quedarse de forma definitiva por las circunstancias mundiales del momento» y nunca hubo dudas de que el rally seguiría en este continente, donde repercute con un gran beneficio económico. «En ingresos de divisas, en los 17 días de competición se obtuvieron 120 millones de dólares. Buenos Aires es la puerta de llegada y de salida del Dakar. Hay un gran movimiento económico y también en el interior del país», explicó.
El flamante secretario de Estado para el Deporte de Chile también celebró la disputa de la próxima edición de nuevo en su país, que ha sufrido recientemente un duro golpe anímico con un devastador y mortal terremoto. «Nuestro país ha sufrido, pero un evento así ayudará a elevar el ánimo, a sanar las heridas y a secar las lágrimas», aseguró Ruiz-Tagle. Señaló que el Dakar trae consigo importantes beneficios económicos en la zona del desierto de Atacama y otros puntos del país y deseó poder dar «una casa permanente» a la competición.