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El ganador del premio Alfaguara, Hernán Rivera Letelier. :: EFE
Sociedad

El chileno Hernán Rivera Letelier gana el Alfaguara

Se lo adjudica con 'El arte de la resurrección', novela tragicómica que relata las andanzas de un iluminado

MIGUEL LORENCI
MADRID.Actualizado:

El chileno Hernán Rivera Letelier es el ganador del premio Alfaguara de novela, dotado con 175.000 dólares (casi 130.000 euros) y que falló ayer su XIII edición. Se lo adjudicó con la novela 'El arte de la resurrección' que presentó bajo el seudónimo de 'Manuel Madero' y en el que narra las andanzas de un iluminado a comienzos del siglo XX. El jurado que lo premió estuvo presidido por el escritor Manuel Vicent. La novela se publica simultáneamente en España y en América.

El jurado eligió la novela de Rivera Letelier como la mejor de las seis que llegaron a la final. Valoró en ella «el aliento y la fuerza narrativa», así como «la creación de una geografía personal a través del humor, el surrealismo y la tragedia».

Ambientada en el desierto de Chile en las primeras décadas del siglo XX, la novela de Letelier reconstruye las andanzas de un iluminado, El Cristo de Elqui, en las regiones salitreras de Chile en las que se ambientan otras novelas de este autor. Se basa en un personaje real que se creía Cristo y que ya fue secundario en otras narraciones del Letelier.

La novela mezcla crónica, historia y sociología con poderosos elementos de realismo mágico. Su esperpéntico Cristo, Domingo Zárate, recuerda a personajes de Valle Inclán, García Márquez o Vargas Llosa.

Superviviente

Nacido en Talca en 1950, Hernán Rivera Letelier vivió hasta los once años en la ciudad salitrera de Algorta. Luego se trasladó con su familia a Antofogasta, donde moriría su madre. Solo en la vida, hasta los 11 años, vendió diarios y trabajó como mensajero para poder sobrevivir. Con 18 años entró a un taller eléctrico, pero su afán aventurero le impulsó viajar durante tres años por Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y Argentina.

De regresó en 1973 a Antofagsata, trabajó para la empresa Mantos Blancos. Contrajo matrimonio y partió a Pedro de Valdia, otra plaza salitrera. Estudió en la escuela nocturna y se licenció en enseñanza media. Hoy vive en Antofagasta con su esposa y cuatro hijos y ha obtenido en dos oportunidades el Premio Consejo Nacional de Libro (1994 y 1996).

Se dio a conocer con poemarios y relatos recogidos en 'Poemas y Pomadas' y 'Cuentos breves y cuescos de brevas', hasta que triunfó con unas novelas muy bien recibidas y traducidas a varios idiomas.

La primera fue 'La Reina Isabel cantaba rancheras' (1994), que, como las posteriores, narran la vida dura, laboriosa y solitaria de las personas que trabajan en las explotaciones salitreras. Retrata los burdeles y unas prostitutas a quienes coloca como heroínas de sus historias. «Son mujeres que amo, porque si ser prostituta ya es fuerte, serlo en el desierto raya en lo heroico», sostiene el escritor.

Aspira a que su estilo conjugue «lo mágico de Rulfo, lo maravilloso de García Márquez, lo lúdico de Cortázar y la inteligencia de Borges». «Desde que gané el premio del Consejo Nacional del Libro en 1994, la vida me dio una vuelta de carnero. Me he convertido en el hombre más feliz del mundo. Hago lo que me gusta, vivo de eso y lo gozo. No he cambiado mi forma de vivir ni mis amigos», señala.